AUTOR DEL BLOG DE LA UNIVERSIDAD DE DOGOMKA

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El cielo me ha fascinado desde que tuve uso de razón. A los 13 años de edad realicé un trabajo acerca del Sistema Solar en la escuela y gané un premio junto con mis compañeros Juan, Eugenio, Fernando y Modesto, mi tía Paqui me obsequió con mi primer libro de astronomía, escrito por José Comás Solá, estudiando este libro, nace mi vocación por la astronomía. Cada noche salía al campo para identificar y conocer las estrellas, solía llevar conmigo unos binoculares y pasaba largas horas viendo el firmamento. Mi madre me regaló mi primer telescopio. Me formé como matemático y estudié complementos de astronomía posicional y astrofísica teórica, colaboré escribiendo artículos tanto en inglés como en español para tres revistas: «Sky and Telescope» (EE.UU.); «The Astronomer» (R.U.) y «Tribuna de Astronomía» (España) entre 1982 y 1988. Actualmente tengo 60 años y estoy estudiando un posgrado sobre Historia de la Ciencia y la Tecnología, Filosofía de la Ciencia y Lógica en la UNED, estoy prejubilado.

lunes, 4 de marzo de 2024

¿Una estrella nueva para 2024?: T Coronae Borealis

 

Estamos de suerte... ¿Recuerdan la última estrella nova visual que pudieron ver en el cielo? Tengo 60 años y nunca he tenido el privilegio de ver una nova visual, el fenómeno de la nova visual sucede como promedio una vez en la vida de la persona, es una estrella ya existente, pero que no se ve a simple vista, permaneciendo casi siempre en magnitudes telescópicas, salvo en una ocasión concreta en que estalla parcialmente y su luminosidad aumenta tanto, que pasa de esa magnitud telescópica a una magnitud visual, viéndose a simple vista, a veces, de manera extraordinaria, alcanzando las primeras magnitudes e incluso deformando el asterismo existente. Tal es el caso de T Coronae Borealis, una nova recurrente o estrella variable explosiva, que en un promedio de ocho décadas surge desde la profundidad de lo no visible hacia su presencia como una estrella de segunda magnitud, ligeramente más brillante que Alphecca, la más brillante de la constelación de la Corona Boreal.

Estamos terminando el invierno en España y esta constelación ya está domiciliándose en el horizonte NEpE a partir de las 23 horas (hop)  [GMT 22 hrs], es una constelación típicamente veraniega, acompañada del Boyero, Hércules y la Serpiente, pasa por el meridiano a finales de cada mes de julio, a las 22 horas, tras anochecer y mirando hacia el sur.

En cuestión de horas, T CBr se incendia alcanzando luminosidades de más de 70.000 veces la habitual. Los astrónomos del pasado las llamaban «estrellas novas» (estrellas nuevas), algunos la denominaban «temporarias» por el corto espacio de tiempo que permanecían brillantes en el cielo, muchas, a lo largo de la historia han alcanzado brillo sin igual en los cielos como fue la nova descubierta por Tycho Brahe el 15 de noviembre 1572 y que brilló hasta incluso de día, pues su magnitud fue superior a la del planeta Venus, posiblemente hasta -4 o incluso algo más brillante (no existía la fotometría y la medición es visual y a ojo de buen cubero) esta estrella, hoy denominada SN 1572, se desconoce su ubicación en la galaxia, desconocemos la distancia a la que está (se estipula que entre 2 y 4 Kpc) [NOTA: 1 Kpc (kiloparsec) son 3.260 años-luz] y se supone que una nube molecular situada a 2,5 Kpc podría ser el resto de esa enorme explosión, por otro lado hay una serie de estrellas gigantes como Tycho-G; Tycho-B o Tycho-E que podrían ser candidatas de la desafortunada compañera de la desaparecida estrella de neutrones que originó esta explosión.

En el caso de T Coronae Borealis (abreviadamente, T CBr) tenemos el mismo caso, se trata de un sistema binario formado por una estrella enana blanca rodeada de denso material en proceso de acreción y procedente de su compañera, una gigante roja.
Según lo observado históricamente (y sólo tenemos dos observaciones estudiadas por los astrónomos, la del 12 de mayo de 1.866, cuando fue descubierta por el astrónomo irlandes John Birmingham y la del 9 de febrero de 1946, observada y estudiada por muchos otros astrónomos, la separación media entre cada evento es en torno a los 78 años y medio, por lo que existe una alta probabilidad a que esto suceda a principios de este próximo verano de 2.024

La estrella generalmente está en torno a la magnitud 10.ª, observable con un telescopio de aficionado y se encuentra relativamente cerca de épsilon coronae borealis.
En la imagen: T CBr tiene magnitud +8,3 (aparece con el número 83) a una distancia inferior al grado de arco (dos diámetros plenos de Luna) y nos podemos ayudar con dos débiles estrellas de magnitud +9.8 (98) y +9.4 (94). NOTA: En los mapas de la AAVSO omiten el punto decimal para indicar las magnitudes aparentes en las cartas y así no confundir el punto con una estrellita. Cortesía: Sky & Telescope.


Y en las dos ocasiones anteriores llegó a brillar más que Alphecca, la alfa de la Corona, destancando como la estrella más brillante de la constelación, alcanzando la magnitud +2.

Desde el punto de vista de la física de la estrella, cada 80 años, tras absorber materia de la cromosfera de su compañera, la acumulación llega hasta un umbral tal, que el aumento de temperatura de este material de acreción en superficie, realiza la ignición de fusión termonuclear del hidrógeno ionizado (protones) para transformarse en helio-4 emitiendo una ingente material hacia el espacio, estas emanaciones de energía hacen que la estrella emita una cantidad de energía tremenda que la hace resplandecer durante dos o tres semanas a magnitudes visuales para luego regresar a su brillo habitual, en torno a la magnitud +10.2

Hace unos años, en un artículo que leí en la revista Sky & Telescope (prestigiosa revista estadounidense, de la que fuí colaborador desinteresado y ocasional entre 1983 y 1986) se estaba analizando el comportamiento de T CBr y comparándolo con el histórico de 1946, todo hace presagiar que se espera que se convierta en nova (recurrente) para mediados de este año pues ha presentado el mismo comportamiento fotométrico que el estudiado en la década de los 40 del pasado siglo y el fenómeno está resultando al calco, de tal modo que, se espera que para el mes de junio de este año, la probabilidad es la máxima para contemplar este magnífico fenómeno, que puede seguirse durante todo el verano, pues una vez alcance el máximo brillo irá decayendo de manera irregular y en cuestión de horas podremos contemplar variaciones de magnitud perceptibles a ojo desnudo, podemos continuar su seguimiento a través de medios ópticos cuando se haga débil, más allá de la 4.ª magnitud, que se calcula que será a finales de verano y haciéndose invisible durante el otoño, pero aún así, presentará magnitudes superiores a su habitual +10.4 

La constelación de la Corona Boreal, a la izquierda del Boyero (estrella Arturo) es una constelación veraniega, hoy me levanté bien temprano, hacia las 5:30 horas de la madrugada y me asomé para contemplar el cielo, encontré en todo lo alto a la Corona y su aspecto es el de siempre. 

Ahora mismo, mientras escribo este artículo, son las 22:50 horas (hop) [GMT+1] y Alphecca asoma por el horizonte este (NEpE), aún no está completamente domiciliada la constelación, pero lo estará hacia las 11 de la noche. De hecho, esta estrella pasa por el meridiano del lugar a las 10 de la noche del 24 de julio. Pero por si no quieres esperar para entonces, comienza por tratar de localizar la constelación y conocerla y si dispones de un telescopio, intentar localizar esta estrella, para este propósito, te pongo un mapa girado tal y como se ven estas constelaciones en esta noche y sucesivas a media noche.


Luego, tras la Semana Santa, a medianoche podrás ver ligeramente torcida hacia la derecha este mismo mapa y cada dos semanas, se irá viendo cada vez más alta en el cielo, por lo que la observación será posible a partir de las 10 de la noche a partir de Abril, ten en cuenta, que siempre la verás recostada durante la primavera y es en verano, ante su paso por el meridiano, donde podrás contemplarla así:


Y a una gran altura, casi 60º desde el horizonte sur. La constelación de la Corona Boreal cuenta con estrellas poco vistosas, pero puede contemplarse a simple vista desde la beta hasta la épsilon, con magnitudes de tercera y cuarta categoría, guíate por la estrella Arturo (la alfa del Boyero).

Ahora os explico más detalladamente la localización de T CBr una vez que conozcáis la constelación.

T CBr forma un triángulo rectángulo de proporciones 1 : 1/2 : 2. Tomando como unidad de medida la distancia angular entre épsilon y delta CrB, tratamos de formar un triángulo rectángulo con la mitad de esa distancia, descendiendo desde épsilon y en el punto en que la distancia angular entre T y delta sea el doble que el de épsilon y delta, conforme indico en la siguiente imagen.


En el siguiente mapa nos acercaremos a T CrB, las estrellas que se ven en ese campo estelar son todas telescópicas exceptuando a Épsilon de la Corona. Las magnitudes visuales están indicadas sin el punto decimal, como es costumbre de hacer en los mapas de localización de estrellas variables conforme a los criterios de la AAVSO (American Asociation for Variable Stars Observers) reconocidos por la UAI / IAU a nivel internacional. He usado un código de color para discriminar entre las diferentes categorías de magnitud, así 41 es la magnitud +4.1 de ε CrB y está indicado en verde claro, es la única estrella de esta región que se percibe a simple vista, luego pasamos a magnitudes telescópicas (algunos binoculares y sobre trípode nos pueden ofrecer este campo estelar en parte o en todo, depende de los aumentos que disponga, en las instrucciones aparece hasta que magnitud visual puede alcanzar a detectar o bien, consultando en internet la marca y modelo). Las estrellas de 8.ª categoría van en color rojo, las de 9.ª categoría, en naranja y las de 10.ª categoría en amarillo. He realizado un asterismo para orientarse, no obstante, dependiendo de los aumentos utilizados, este asterismo puede aparecer incompleto, si es así, no podremos ver la estrella T CBr pues esta tiene actualmente magnitud +10.2, debemos utilizar un instrumento óptico que sobrepase esta cifra para poder verla. Otra situación se dará si T CBr entra en fase nova, que se espera, pueda llegar a alcanzar la magnitud +2 o más brillante, de tal manera que será la estrella más brillante de toda la constelación de la Corona Boreal.



A la estrella T Coronae Borealis también se la conoce en el mundo anglosajón como «Blaze star» que viene a significar «la estrella resplandeciente» en referencia a su característica de variable cataclísmica o nova recurrente, que cada cierto tiempo, la materia absorbida por la enana roja y más fría del par o por una estrella enana blanca y una gigante roja, alcanza un nivel crítico y se enciende fusionándose nuclearmente, esa porción de materia sale despedida con gran violencia hacia el espacio y nos permite ver durante horas, días o semanas, la parte más brillante de la estrella más caliente y de mayor tamaño del par, que ha perdido una parte de su atmósfera superior, esa parte es la parte radiativa de la estrella, mientras que lo que se ha desprendido es la parte convectiva, de tal suerte, que acaba formando una nube de escombros que puede llegar a convertirse en una nebulosa, generalmente irregular, que se expande a gran velocidad hacia el exterior del sistema estelar. No obstante, la pérdida de masa suele ser mínima y pasada la crisis, todo vuelve a su sitio, ambas estrellas siguen existiendo orbitando una entorno a la otra y pueden pasar incluso años hasta volver a la magnitud de prenova y más estable, para volver a continuar el proceso cíclico de prenova/nova/postnova, en el caso de T CBr, este ciclo llega casi a los 80 años.

NOTA FINAL: Debido a que la constelación de la Corona Boreal no pasa por el meridiano hasta finales de julio, quería abordar el estudio monográfico de esta constelación para ayudarlos a conocerla, voy a hacerlo a final de la primavera, así contarán con información suficiente para localizar y hacer seguimiento de T CrB en caso de que se convierta en nova tal y como han previsto los astrónomos.