AUTOR DEL BLOG DE LA UNIVERSIDAD DE DOGOMKA

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El cielo me ha fascinado desde que tuve uso de razón. A los 13 años de edad realicé un trabajo acerca del Sistema Solar en la escuela y gané un premio junto con mis compañeros Juan, Eugenio, Fernando y Modesto, mi tía Paqui me obsequió con mi primer libro de astronomía, escrito por José Comás Solá, estudiando este libro, nace mi vocación por la astronomía. Cada noche salía al campo para identificar y conocer las estrellas, solía llevar conmigo unos binoculares y pasaba largas horas viendo el firmamento. Mi madre me regaló mi primer telescopio. Me formé como matemático y estudié complementos de astronomía posicional y astrofísica teórica, colaboré escribiendo artículos tanto en inglés como en español para tres revistas: «Sky and Telescope» (EE.UU.); «The Astronomer» (R.U.) y «Tribuna de Astronomía» (España) entre 1982 y 1988. Actualmente tengo 60 años y estoy estudiando un posgrado sobre Historia de la Ciencia y la Tecnología, Filosofía de la Ciencia y Lógica en la UNED, estoy prejubilado.

domingo, 7 de enero de 2024

VER COMO DON JUAN

 

VER COMO EXPERIENCIA EXTRASENSORIAL PRELIMINAR PARA INICIAR EL CAMINO DEL CONOCIMIENTO EN LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN A CARLOS CASTAÑEDA

Desde que en 1960, momento en que don Juan conoció a Carlos Castañeda, él trato de buscar la manera en que Carlos pudiese percibir la energía tal y como fluye por el universo, la verdad insustancial que hay tras los objetos que construimos en nuestra mente y a través de la vista, es una construcción propia sobre un estado concreto de la realidad a la que todos nos hemos puesto de acuerdo (o nos han puesto a todos de acuerdo) en percibir los mismos objetos, texturas y colores, debido a que hay un comando que fija el punto de encaje para todos en un mismo lugar, a este plano de la realidad se le conoce como PRIMERA ATENCIÓN.

Cuando el punto de encaje puede desanclarse y moverse libremente dentro de la estructura energética humana, percibimos la SEGUNDA ATENCIÓN y si sale de ésta, estamos en la TERCERA ATENCIÓN.

Dentro de cada atención hay muchos lugares o mundos, pero siempre tenemos que pasar por el plano donde existen los SERES INORGÁNICOS, pues sin ellos, a los que Don Juan denomina ALIADOS, difícilmente podremos valernos por nosotros mismos, pero en este plano de la conciencia, todos somos depredadores al igual que sucede en la naturaleza, la colaboración sucede en raras ocasiones y cuando hay una conveniencia entre aliado y humano y en condiciones muy estrictas que requieren tener la capacidad y conocimiento que don Juan proporcionó a Castaneda durante la década que estuvo a su cargo como aprendiz para cumplir con la regla del nagual: Antes de abandonar el mundo, dejar otro nagual que lidere a un grupo de nuevos guerreros y al parecer, ha sido así durante muchas generaciones, según don Juan, desde antes de la conquista española de América y que lo que antes se realizaba se hacía bajo otros criterios que al parecer, no fueron lo suficientemente impecables como para obtener el resultado deseado: conquistar la libertad total.

Tras mi experiencia al mundo de los seres inorgánicos cuando mi atención (punto de encaje) fue atrapado por el explorador verde que me visitó ensoñando, me di cuenta de un hecho relevante y es que mi identidad como ser, no era humana, sino que me percibí a mí mismo como energía, formada por una especie de racimo de cordajes gruesos de luz intensa, bien enmarañados y unidos a un punto de encaje externo, que estaba pegado al explorador, mi forma era alargada, el capullo como tal no existía, sino que mi estructura como conciencia estaba enmarañada y estructurada de una manera muy distinta, no habían anillos de luz ni vórtices internos, apenas podía definirme, pues todo es muy caótico y cambiante a la hora de percibir la energía tal y como fluye por el universo, pero mi estructura es prima hermana de la estructura real de los seres inorgánicos, que se presentan como bastones, incluso setas gigantescas, formas como una puerta profundamente oscura y generalmente, como cosas alargadas que se perciben en el trasfondo de los campos de energía, como un hueco o una sombra de esos campos.

Don Juan denominaba al acto de percibir la energía tal y como fluye por el universo como ver, que no es ver con los ojos, sino percibir sin el uso de los órganos de los sentidos.

En los dos primeros libros de la saga:

I. Las enseñanzas de Don Juan: una forma yaqui de conocimiento

II. Una realidad aparte: más conversaciones con Don Juan


                                              LAS PLANTAS DE PODER  

Se expone el diario de lo acontecido durante los primeros cinco años (1960-1965) en lo que Carlos se convierte en un discípulo de don Juan y éste busca todas las maneras para que pueda aprender a ver, de tal modo que busca todos los recursos que los aborígenes conocen sobre el trato con las plantas de poder, lo que nosotros denominamos drogas psicotrópicas, que son esas sustancias químicas que alteran el estado de la conciencia y permite alucinar y presenciar experiencias oníricas bajo su efecto, los pueblos mesoamericanos (entre otros muchos) han realizado de manera ritual este tipo de ingestas, en México se conocen como MITOTES, reuniones de personas para entrar en contacto a través de la ingesta o mediante la inhalación del humo de estas plantas fumadas, para tener una experiencia individual o colectiva más allá de la conciencia ordinaria. Don Juan siempre ha hablado con un alto respeto acerca de las plantas de poder, él usaba habitualmente una composición de cinco plantas y un hongo de la familia psilocibe (no se especifica en ningún momento esta composición), para fumar, el hongo al que don Juan llamaba honguito realmente no se combustía, sino que las hierbas que se incendian arrancan la psilocibina, psilocina y baeocistina (entre otras sustancias psicotrópicas de menor presencia) que son liposolubles y quedan asociadas a la carbonilla del humo que es inspirado por el fumador. Don Juan tenía una gran predilección por fumar en pipa este compuesto, al que denominaba «mi aliado».

                              
Psilocibe semilanceata, un tipo de hongo de la familia psilocibe, una de las 350 especies conocidas, se desconoce con precisión cuál especie usaba don Juan para fumar.

Una de las propiedades más conocidas de la acción de la psilocina es ser antagonista de la acción de la seritonina en la química del cerebro, un efecto ligeramente similar a la de algunos antidepresivos, modulando y recaptando la seritonina, por otro lado, crean experiencias enteógenas similares al DMT y al LSD. 


Lophophora williamsii, un pequeño cáctus mesoamericano que alcanza los 5 cm. de altura y puede llegar a tener hasta 12 cm. de anchura, sus flores son purpúreas y su fruto en seco concentra una cantidad apreciable de fenetilaminas. 

El PEYOTE, es otra de las sustancias psicotrópicas que se ingieren a través del fruto del pequeño cáctus mexicano Lophophora williamsii, entre otros compuestos y derivados de la familia de las fenetilaminas, que tienen características muy diversas, desde estimulantes cerebrales como las anfetaminas hasta enteógenos similares al éxtasis, la industria farmacéutica ha proporcionado a partir de aquí la base de muchos y variados tipos de medicamentos, siendo la Mescalina, un principio activo relevante y presente en las semillas de peyote secas, con una proporción variable del 4 al 6 % de mescalina, que cariñosamente la denominaba don Juan como MESCALITO, no a la planta ni a sus semillas, sino al poder abstracto que hay en ella, una especie de entidad divina que proporciona consejos y la mejor manera de vivir a sus consumidores.



El tártago, tal y como es conocida en España o Toloache, en México, es la Datura inoxia, una solanácea silvestre que los indios mesoamericanos han utilizado ancestralmente para curar y en algunos casos, ritualisticos, para ingerir sus semillas secas con resultado enteógeno.

La última planta con la que trataron nuestros protagonistas fue el Toloache que contiene sustancias alcaloides como atropina, escopolamina y hiosciamina entre otras sustancias similares con efecto alucinógeno, usadas en pasajes de iniciación y mitotes en las costumbres indianas ancestrales.

Don Juan no sólo da a probar estas sustancias a Carlos, sino que le muestra el universo, la vinculación existente entre hombres y plantas de poder, él considera que las experiencias alucinógenas son estados especiales de la conciencia que describen otras realidades, lo cierto es, que el uso de psicotrópicos, ciertamente altera la posición del punto de encaje y lo desancla, por otro lado, lo fija a otras regiones de la estructura energética humana que permite la percepción de otras realidades.

En varias ocasiones a lo largo de mi vida, pude ser testigo de que algunos amigos míos consumían este tipo de sustancias, yo quedándome siempre al margen, pues nunca he sentido ni curiosidad ni deseo de consumir ningún tipo de droga, mientras tanto, como testigo con la capacidad para ver los efectos, como penetraban en otros mundos de la percepción.

No voy a describir cada una de las experiencias que viví como testigo, pues son muchas y de muy variada naturaleza, pero en términos generales puede contemplar cómo la energía quedaba realmente alterada, se producían campos que englobaban a más de una sola estructura (campo propio) determinante de la individualidad de cada participante, era como si la luz blanquecino amarillenta que suele predominar en la textura del capullo o envoltura cambiase a colores fríos intensos: púpura, azulados, violetas de una manera violenta, el capullo de ser esférico u oblongo, su superficie comenzaba a ondularse de manera violenta y el polo (punto de anclaje), comenzaba a rebotar de un punto a otro de esa superficie como si se tratase de un barco en pleno oleaje. En una ocasión, ví penetrar ese polo hacia la región del cuantificador central (CC), un haz de energía entrelazada formando una trenza y que se sitúa en la médula espinal, iluminando todo el CC y algunas bandas horizontales correspondientes a los nervios periféricos parasimpáticos (en mi codificación: BPS-36, 21, 19 y 14), posteriormente se activaban los multihaces de fibras que emanan desde el ombligo (haces de la voluntad) [en mi codificación: V-0 y en su despliegue: Φ-0 ]. Al terminar la experiencia, la persona me explicó que había estado en el espacio exterior, llegando a otros planetas, visitando hasta tres y contactando con seres extraterrestres con forma de planta (yo creo que fueron seres inorgánicos).

En la mayor parte de los casos, el polo quedaba a ras de superficie de la envolvente o sobre ella, modificando ligeramente la estructura de la envolvente, cuando se quedaba anclado, iluminaba un sector de fibras verticales a través del capullo y la ondulación cesaba, esta situación era un tanto caótica, pues variaba con gran irregularidad entre un visionado y el siguiente.

Las experiencias que me relataron eran de encontrarse en un lugar neblinoso y amarillento, donde se vieron completamente solos, unos me dijeron que estaban en mitad de una tormenta de desierto, otros, que vieron animales inexistentes tipo reptilianos, pero que en ningún momento sintieron amenaza y ni siquiera fue detectada su presencia, hubo un caso en el que la persona me relató que viajó a través del tiempo, a su propio pasado, comprendiendo cosas que le produjeron un inmenso dolor en su día y que pudo reinterpretar de nuevo, sanando ese trauma, otros viajaron al futuro y vieron panoramas muy especiales de un futuro de su familia, su ciudad, uno me dijo que había viajado al año 3.750 y que había poca gente en el mundo que vivían bajo cúpulas herméticas semienterradas en un mundo yermo y hostil. 

Cambiando de tema, el trasfondo del método de Matus nada tiene que ver con lo recreativo, para él este tipo de experiencias son un entrenamiento para ver  con objetivos ulteriores, todo lo demás, para don Juan, fueron simples chaladuras y hasta constituyen una amenaza real tanto para la integridad física o mental de la persona como para desviarlo del verdadero camino del guerrero.

Mi rechazo al consumo de drogas y al trato, incluso, con consumidores de éstas, estuvo plenamente justificado, pues 5 personas a las que les tenía afecto, murieron por consumo de heroina en la década de los 80 y toda una generación quedó relegada a la desgracia por culpa de la toxicomanía.

Al leer el primer libro de Castaneda, sentí rechazo por él, pues todo él era y es una apología al consumo de drogas psicotrópicas, algo que al parecer, fascina a muchísima gente y posiblemente, tiene una gran aceptación comercial, convirtiendo a este libro en un best-seller de al menos cuatro generaciones desde su publicación en 1965.

MI HISTORIA PERSONAL EN MIS PRELIMINARES DEL VER SIN EL USO DE PLANTAS DE PODER Y COMO EXPERIENCIA INHERENTE A MI NATURALEZA

Pero cuando, tras un par de años sin querer saber nada de Castaneda, viviendo un tiempo de luto por el fallecimiento inesperado de mi padre y mientras realizaba el servicio militar, aferrado a la Biblia, mi único consuelo, casualmente, sentí nuevamente mi deseo de continuar leyendo la saga de Castaneda cuando pasé frente a la librería Álef y vi sus títulos expuestos en el escaparate, una mañana de sábado de la primavera de 1985 y ello es debido, fundamentalmente, a que mis experiencias de videncia se prolongaron en el tiempo desde aquella mañana veraniega de 1982 y necesitaba aclarar lo que veía y que no había nadie a mi alrededor que me pudiese orientar en esto y que lo único que hasta el día de hoy, tras 40 años, he encontrado algunas respuestas, ha sido, efectivamente, la saga de Castaneda.

Leer el segundo libro: A realty appart: Further conversation with don Juan, (Una realidad aparte: más conversaciones con don Juan) me enganchó desde el primer instante, cuando comencé el primer capítulo: The preliminaries to see (los preliminares de ver), sentí un profundo alivio cuando el discurso sobre plantas de poder aunque no había concluído, cayó en un segundo plano, para realzar el objetivo del uso de las plantas de poder: ver y encontrarse con los aliados.

Como yo nunca he utilizado drogas para buscar provocar alterar mi conciencia con este propósito, pues mucho me temo que, tomando drogas no te garantiza absolutamente nada, ni ver ni encontrarse con aliados, pues don Juan, como experto hombre de conocimiento, sabía utilizar un método infalible y experimentado por muchas generaciones anteriores de aborígenes, no solo del pueblo yaqui, sino de otros pueblos mexicanos, pues ellos, no poseían una relación de pertenencia tribal, más bien, se sentían aislados, muy solos en su búsqueda de conocimiento y de hecho, otros miembros tribales evitaban el trato, al considerarlos brujos, nunca he tenido un encuentro con un aliado, de hecho, carezco de aliado, entendiéndose como tal, una entidad inorgánica que colabora contigo para poder moverte en esos planos de la conciencia diferentes a la primera atención o TONAL.

VER, ENSOÑAR Y SER INSTRUÍDO

Toda mi experiencia de esos años fue descubrir que viendo no me limitaba a experimentar el hecho de observar, sino el hecho de sentir, de comprender y de recibir información fehaciente y definida sobre lo observado.

En primer lugar, si es posible establecer un momento de mi vida que fuese trascendental en estos actos, fue en 1983. 

Pero antes voy a poner el precedente de esta situación, porque lo hubo. En primer lugar, yo era un adolescente de 15 años que tenía una vida normal, propia de un adolescente, iba al instituto técnico, los fines de semana iba a bailar, me encantaba bailar, acudiendo a guateques o a discotecas, en la sesión infantil entre las 18 y 22 horas, disfrutaba embargado por la música y el baile, no hacía mucho más, no salía con chicas, me sentía rechazado y me tenían por alguien que lo único que buscaba era, protagonismo, tratar de lucirse con el baile, pues, realmente me esforzaba, pero lo que ignoraban estas amistades es que, lo que hacía, lo hacía por el simple hecho de hacerlo, porque me llenaba de felicidad, perdía peso, pues siempre fui gordito y conseguí tener un cuerpo más estilizado con el ejercicio del baile, ya que nunca me gustó la práctica de deportes. Era por entonces 1978 y así continuó hasta 1980, donde hubo un cambio radical en mi manera de vivir, las discotecas y salas de baile, estaban llenas de humo del tabaco y yo sufría de los bronquios, bailando inspiraba y necesitaba más oxígeno, eso me agotaba sobremanera, pues me faltaba el aire, tenía que salir a la calle para tomar aire, salía completamente sudado y el enfriamiento me procuraba muy buenos catarros, tampoco me gustaba el alcohol, de hecho solía pedir algún cocktail de frutas como el San Francisco o Ginger Ale con algún zumo, a veces tomaba Martini con Giger Ale o Tónica, me dí cuenta que yo estaba de más en esos lugares y junto con mi hermana comencé a acudir a una academia de baile contemporáneo, por otro lado, comencé haciendo estiramientos y de ahí comencé a practicar el yoga (hatha), para comenzar a realizar algún tipo de meditación muy básicos. Nuevamente me encontraba feliz, pues estaba lejos de ese ambiente enfermizo, también cambié de amistades, afortunadamente, porque no me apreciaban lo más mínimo y con estos nuevos amigos que hice, comencé a disfrutar de la naturaleza, me iba a hacer senderismo por los montes de mi barrio, por lugares seguros.

Así fue, que con quienes me aficioné a ir al monte, ellos iban con un propósito: cazar, me explico, la caza con balines de pajaros, eso era algo que no me gustaba, siempre he apreciado a los animales y lo de la caza, es del todo innecesario en la sociedad actual, entonces, al no encontrar acompañante, finalmente decidí ir con dos amigos, era el otoño de 1980 y tenía 16 años, estuve todo el tiempo caminando, por los ríos, bajo los árboles de un bosque y en todo ese tiempo tuve unas deliciosas sensaciones, como íbamos en completo silencio para no espantar a los pájaros, hubo un momento en que no sentía necesidad de pensar ni dialogar conmigo mismo, simplemente me limité a disfrutar de lo que estaba sintiendo y sentí una especie de comunión con la naturaleza que jamás olvidaré, sentía frío y calor de manera simultánea y así fue como en este estado acrecentado de la conciencia, pude contemplar manchones de luz, brillos, líneas definidas, pero sobre la imagen visual, no de manera independiente, estaba viviendo una experiencia mística, me sentí profundamente enamorado del suelo que pisaba, de los árboles que veía, del agua que discurría por los arroyos, sentí un amor profundo por el cielo completamente despejado con un sol maravilloso, la brisa marina, esta situación me hizo sentir algo único que jamás había sentido antes, pasadas unas horas, nos apostamos tras una loma y el cazador (era uno ) con el rifle en mano estuvo pendiente a algún pájaro que estuviese revoloteando, pero ni siquiera disparó una sola vez, aquello no fue una salida de caza normal, pues no cazó nada ni disparó un tiro, yo estaba tan profundamente relajado que en esa loma me quedé profundamente dormido y soñé que yo era uno con los elementos de la montaña, del río, de los árboles, de las plantas, del cielo, del sol, sentía pertenecer a todo ese escenario y fui muy feliz.

MI HISTORIA PERSONAL EN SER INSTRUÍDO A TRAVÉS DEL ENSUEÑO:  LA TEORÍA DEL HISENKO

Al año siguiente, llegando el otoño, comencé a sentir las mismas sensaciones nada más irse el verano, las primeras lluvias despejaron el cielo y refrescaron el ambiente, la Reina Casiopea vigilaba desde el cielo el cambio de estación y mi afición por la astronomía iba por su segundo año, tenía 17 años, era 1981 y mi vida transcurría trabajando con mi padre por las mañanas a primera hora y si acababa pronto la faena, disponía de tiempo libre para acudir a la Casa de la Cultura, mi biblioteca favorita donde comencé a leer sobre temas de astronomía, mitología y de paso, prepararme mis estudios de bachillerato, a los que acudía solo para examinarme. Ese otoño, acuñé una palabra de un idioma que comencé a inventar desde niño, el idioma wénziko, para definir ese estado emocional y de conciencia que me embargó el otoño de 1980 y que estaba comenzando a volver a sentir en 1981, como un ciclo natural, lo denominé HISENKO /Xiséngko/ palabra que acuñé de origen chino a partir de Rénshēn (人蔘 ) -Ginseng- que significa «la planta del hombre», mi amor por las plantas era grandioso, mi abuelo Antonio Manuel y la mayoría de mis tíos eran jardineros y mi casa tenía un precioso jardín que aprendí a cuidar, cargo que tuve durante años, sentía comunicarme con las plantas, con los árboles, los bosques me fascinan, ciertamente don Juan tenía mucha razón, hay una entidad abstracta con conciencia y personalidad en cada una de las plantas o que es común a toda una comunidad, poco a poco fui descubriendo muchas más cosas, como que ese segundo hisenko (1981) tuve varias plantas que me instruyeron, me prometieron muchas cosas si las tomaba en forma de infusión, yo no les hice caso, pues a pesar de iniciarme en el conocimiento del arte de la herboristería, las plantas tienen potentes alcaloides que pueden envenenarte en un abrir y cerrar de ojos, ciertamente, eran seres inorgánicos asociados a las plantas.

Comencé a verlas, y aprendí mucho sobre su manera real de ser, comencé a sentir plantas favoritas, que eran amables conmigo y plantas que no soportaba, con las que me sentía literalmente amenazado y es que verlas me aportaba información personal entre esas plantas y yo, las plantas son entidades superiores de la conciencia en esta Tierra, son seres superiores al humano y a cualquier otro animal, son maestras de conocimiento y a través de los árboles sentía el afecto que nadie me daba, ese hisenko me aislé profundamente, dejé de tener vida social, sólamente estaba junto a mis padres y ellos interpretaron como una torpeza el giro que mi vida había dado, carente de amigos, sin salir a ninguna parte, ahorrando todo el dinero que ganaba, sin gastar, ajeno al consumismo y a los programas aburridos de la TV, solamente me gustaba caminar por el monte, lo hacía de día y de noche, la noche me daba el firmamento y además, veía durante la noche, pues estas visiones de luz, ráfagas, ondas, no me hacían temer, simplemente me limitaba a presenciar.

Conecté con el espíritu de las montañas, mi favorita es el Cerro de San Antón y el Cerro de San Juan, cercanas a mi barrio y de escasa altitud (500 m.) a las que solía subir al menos, una vez por semana.

Luego me marché a Madrid para estudiar en la universidad y trabajar a media jornada como botones de un banco, en Madrid quedé desconectado de la naturaleza, fue una saturación de humanidad la que recibí, volví a tener nuevamente vida social a mis 18 años de edad, era un hombre muy popular en el banco, los clientes me adoraban, pues siempre he sido muy atento y servicial, en la facultad, era colaborador, ayudaba a mis compañeros y enseguida comencé a aficionarme al teatro, al ballet, a la ópera y a acudir a los museos, pero cuando echaba de menos la naturaleza, me iba a los parques, mi favorito es El Retiro y también iba a pasar el día completo a la Casa de Campo, mi mejor compañero era un libro, unas galletas saladas, chocolatinas y una coca cola, pero pronto dejé de sentir la soledad, cuando algún compañero me acompañaba a pasar el día a estos lugares.

El hisenko de 1982 fue espectacular, en ese verano que pasé una semana acampando en la playa de Maro, junto con Éndika y Sergio, por primera vez algo sobre la energía del ser humano en ellos, estas visiones se repitieron al llegar el hisenko y se fueron completando hasta que comencé por realizar un mapa de patrones de las estructuras que iba conociendo y qué funciones tenía cada una, en ese instante, una voz interna me instruía a través de los sueños, mis sueños fueron muy lúcidos y extraños, de hecho, estuve entre 1980 y 1983 soñando con frecuencia que vivía en otro planeta, ese planeta se llamaba DOGOMKA, nombre que ha recibido este blog, estos sueños eran realmente desconcertantes, pues cuando me quedaba dormido en la realidad normal, me despertaba en este mundo, era otro ser, humanoide, pero más bien tirando para anfibio, aprendí un idioma extraño con ideogramas y era estudiante de antropología en una universidad, la ciudad se llamaba TUPACNKÁNI, que significa «ciudad del hombre», los estudios de antropología eran mucho más avanzados que los de aquí y se denominaba, TUPACNSÉNE (teoría del hombre), la antropología que estudié era a nivel galáctico, sobre diferentes especies inteligentes que viven distantes entre sí. La universidad donde estudiaba se llama WO TUPAC (universidad del hombre) y el edificio tenía una estructura similar a un dodecaedro irregular, acristalada con cristales que se hacían translúcidos, transparentes, tintados, según la necesidad de mantener una iluminación uniforme en su interior.

Sin embargo, en la Tierra yo fui estudiante de matemáticas, esta situación era fascinante, mi vida era realmente mágica en esos años. En 1982 conocí a Sergio, Éndika, Pepe, Pedro, Mané y ellos estaban más en sintonía con mi nuevo ser, por un lado, Éndika y Mané, que son primos hermanos, eran seguidores de Castaneda, Pedro era una persona muy espiritual y estaba muy fascinado por el hinduísmo, el yoga y la meditación. Estos tres que he mencionado no solían tener una vida uniforme, de hecho, los tres viajaban con gran frecuencia, vivieron unos meses en la India y otro tanto en Nepal, mi única comunicación era a través de cartas, sus aventuras no acabaron ahí, también estuvieron viviendo en diversos lugares de España, en la isla de Ons (Pontevedra) o Sanxenxo, en el Valle de Ansó (Navarra), en Altea (Alicante) o en la comarca del Penedès (Lérida), etc. realizaban trabajos temporales y vivían la vida en plena libertad, fuera de sus ámbitos familiares que no soportaban, desgraciadamente, yo no pude acompañarlos en sus aventuras, pues mi vida estaba milimetrada, primero, trabajando para mi padre, segundo, sacándome con gran esfuerzo mis estudios, haciendo oposiciones a banca, no era el dueño de mi destino y me hubiese gustado haberlo sido alguna vez. 

Y así transcurrieron 1983 y 1984, concluí mi diplomatura en Estadística e Investigación Operativa, quería continuar estudiando matemáticas y realizar astrofísica/astronomía, pero me falló lo fundamental: mi contrato laboral con el banco expiraba, no conseguí aprobar las oposiciones y tuve que regresar hasta Málaga.

CUANDO LA MUERTE ME SEPARÓ DEL HISENKO

Cuando pasó el verano, llegando septiembre, mi padre tuvo un accidente en el mar y falleció, me tuve que hacer cargo de la familia. Por un lado, mi padre me nombró su albacea testamentaria, comencé a realizar todo tipo de gestiones familiares, como cobrar a los deudores de mi padre, vender su equipación, liquidar para obtener dinero, pues en casa, yo tenía 20 años, mi madre siempre había sido ama de casa y detrás de mí habían 4 hermanos. Este tiempo fue especialmente difícil para mí, pues no había empleo por ningún lado, probé cosas que resultaron un fracaso, mi madre comenzó a vender ropa a domicilio, pero le dejaban deudas que nunca cobró. Yo puse una peluquería para mi hermana mayor, que tenía 18 años y su novio, ambos eran peluqueros profesionales y ese negocio funcionó, mi hermana se casó al año siguiente y ya había una boca menos que alimentar, por otro lado, tomé una cafetería para llevar, puse a mi madre y a mis dos hermanos varones a trabajar allí, la pequeña María aún estaba en la escuela, yo me asocié con otros tres amigos para formar un pub, la cosa parecía funcionar, pero mis hermanos se tomaron a broma el negocio y no quedó otra que cerrarlo, por otro lado, el pub presentaba muchas deudas y una mala administración, a uno se le incendió su casa y no pudo aportar su parte, otro se marchó porque no quería incrementar su aportación, finalmente, el negocio quedó en manos de un socio y yo, pero me llamaron a filas y finalmente le vendí mi parte, perdiendo una considerable cantidad de dinero invertido, mi madre, cuando me marché al ejército, comenzó a trabajar de cocinera en un bar, mis hermanos dejaron los estudios y en ese tiempo, no hicieron nada realmente útil, pues tenían entre 17 y 15 años, la pequeña tenía apenas 9 años de edad, mi casa se vino abajo por completo durante mi ausencia.

La tristeza se apoderó de mi alma y sufrí una profunda depresión que me duró practicamente tres años, entre 1984 y 1986, el hisenko desapareció, Dogomka, también. No tuve visiones ni visualizaciones ni hacía yoga ni nada, tuve como válvula de escape, la lectura antenta de la Biblia, algo que ya viví durante un tiempo entre 1980 y 1981, cuando busqué la compañía de un amigo mío, que era Testigo de Jehová y con quien compartí momentos muy hermosos.

Volví mis ojos al cristianismo católico, a través de unos compañeros y amigos del cuartel, pues visitaba la capilla militar a diario para pedirle a Dios por mi familia, buscando amparo en mi desesperación e impotencia, pues no podía ayudarles y cada vez que iba de permiso, encontraba problemas y bastante graves. El cura capellán era un hombre joven algo mayor que yo, él tendría 27 años y me apoyó muchísimo, pronto, comencé a acudir diariamente a la misa de las 7 de la tarde junto con estos amigos, me sentí reconfortado. Una vez invité al cura a venir a mi casa en un permiso, pues él vivía en Valencia y no le traía cuenta ir de fin de semana desde Córdoba, así que decidió distraerse un poco, pero no lo hizo conmigo, aprovechó para quitarse el clérigo y comportarse como el común de los mortales, mi madre supo que era sacerdote y le pidió confesión en la cocina de mi casa y eso que él me pidió que no dijera nada sobre él, pero se me escapó inocentemente. Era sábado y decidí llevarlo al New Pulsation, un pub de moda, propiedad de unos amigos míos, pero en un descuido, me dió esquinazo y ya no lo volví a ver, al parecer estuvo con una mujer, eso me decepcionó muchísimo pues anduve preocupado la noche del sábado y el domingo siguiente, pues pensé que algo le había sucedido y cuando el lunes acudí a la capilla para hablar con él, pues se regresó por su cuenta al cuartel, me dijo tan frescamente que había conocido una mujer preciosa y yo le dije: «Pero debes de ser célibe según tus votos, no lo comprendo» y él me contestó que «el hecho de contemplar y tratar con una mujer, para él era como contemplar la belleza de las obras de arte y que  nunca hubo ánimo de transgredir ninguna norma». Yo era y creo que aún soy, una persona muy normativa, respetuosa con las leyes y obediente, eso me decepcionó en esos días, algo que hoy, afortunadamente está superado, lo cierto es, que tomé la decisión de apartarme definitivamente de la iglesia, aunque a lo largo de mi vida he vivido experiencias de acercamiento hacia la religión.

El hisenko dejó de visitarme en esos años, muchas cosas en mi vida se trastocaron, ya no hubo más ensoñaciones, Dogomka dejó de formar parte de mi vida y mi formación quedó suspendida, al menos en el ámbito del ver y del ensoñar, que tras 35 años transcurridos, consideron que fueron las únicas cosas por las que ha valido la pena vivir.

Aunque no he usado ni plantas de poder ni he experimentado en el mundo de las drogas, si es cierto que, el hecho de enfermar de depresión me hizo consumir los medicamentos necesarios para poder continuar viviendo y posiblemente, este consumo me pudo haber impulsado nuevas experiencias de videncia.

Tras el conocimiento y la descripción del campo energético propio, para distinguirlo del impropio, dos facetas de una realidad abstracta, donde encontré profundas diferencias entre estructuras energéticas en el ámbito de la conciencia humana, en el ámbito de otras conciencias no humanas e incluso en el ámbito de la conciencia inorgánica, volví a reconectar con todo ello gracias a la meditación.

PARAR EL MUNDO PARA VIVIR EL SILENCIO

Durante 5 años, entre 1990 y 1995, medité diariamente por espacio de tres horas diarias, me inicié en las enseñanzas hiduístas de los Sikh, bajo la tutela del maestro personal Sant Takar Singh, que Pedro me trajo a mi vida, fui iniciado, tanto yo, como mi esposa, nos convertimos al veganismo y la meditación fue la base de nuestras vidas.

Nuevamente, el hecho de meditar, me ayudó a disciplinar ese diálogo interno, esa conversación infinita que todos tenemos en la mente, donde tratamos de razonar, de tomar decisiones, de aprender sobre una experiencia, de categorizar, en un caos que crea más y más discurso, ese diálogo impide que uno crezca en lo espiritual y la meditación consiste en contemplar internamente y acechar cada vez que surge una idea, un concepto, una polémica, un diálogo interior, acabar con él y no dejarlo crecer, es como cuando uno cuida un jardín y este se comienza a llenar de hierbas, la eterna limpieza, quitar las hojas secas, regarlo, abonarlo, mantenerlo y sobre todo, aportar todo nuestro cariño.

La meditación practicada (que no tiene nada que ver con Takar Singh) es a través de la respiración, frente a una vela, inspiraba y visualizaba que ese aire que entra en mi interior, no sólo se queda en los pulmones, sino que veía como se distribuía por todo mi ser, mi ser completo, recorría órganos para pasar a recorrer los centros de poder que todos tenemos, los siete chakras, desde arriba hasta abajo, la inspiración al principio duraba 3 segundos y fui prolongándola todo lo más que pude, mientras visualizaba su efecto beneficioso sobre mi yo total (tanto cuerpo como estructura energética propia).

La expiración que practicaba siempre tenía mayor ventaja, pues podía prolongarla por mucho más tiempo que las inspiraciones, comencé con 6 segundos, y con la práctica diaria y continuada, aumentó mucho más.

                                    MIS ÁRBOLES INSTRUCTORES


Esta técnica de respiración visualizada la aprendí de unos árboles que me instruyeron en ello durante los hisenkos de 1992 al 1994, estos árboles eran de diversa especie y no estaban juntos en un mismo lugar, uno fue un almendro que se encontraba en un monte cercano a mi casa, en ese montículo, había una roca con forma de sofá donde me podía tender, extendía una manta una vez barría el sitio y en sobre la roca, me sentía profundamente cómodo, el almendro me daba la sombra, el montículo no estaba en una zona de paso y durante muchos años que fui hasta allí para meditar en esta técnica, nunca vi a nadie por el lugar. Al Almendro lo llamé «el árbol del olvido» en referencia a una canción de Victor Jara. Efectivamente, me ayudaba a olvidar, me ayudaba a parar el diálogo interno, en ocasiones, tras la meditación comencé de nuevo a ver y mi amistad con el almendro la sentí como verdadera, fue mi instructor, pero él no utilizaba el lenguaje sino que me aportaba los hechos, aprendí a apartar el lenguaje de mis pensamientos, el almendro no era de nadie, era de sí mismo, nació y creció solo en ese paraje sin la mano del hombre, enraizó entre las rocas y la brisa del mar lo nutrió, comencé a conocer las estructuras internas tanto del almendro como de la roca donde me tumbaba, en 1993 nació mi primer hijo, Alejandro, y siendo muy bebé, lo llevaba conmigo a ese lugar, para que él descansara conmigo, Alejandro encontraba una calma que le hacía dormir profundamente, así transcurrieron muchos años, en 1997 nació mi hija, Angie, los tres seguíamos visitando al árbol, así fue mientras vivía por allí cerca, hasta el año 2004 en que ya dejé de visitarlo, pues vivía lejos, en un pueblo distante al otro lado de la ciudad, me había divorciado y vivía con una nueva pareja, en su hogar.

     El árbol del olvido me ayudó a olvidar y me enseñó la técnica para PARAR EL MUNDO, PARAR EL DIÁLOGO INTERNO y volver a ver tras varios años sin poder hacerlo.

       Hubo otros árboles significativos, concretamente tres pinos que solía frecuentar en el Monte de San Antón, le hablé a mi amigo Pedro y a Éndika sobre mis experiencias bajo esos tres pinos y ellos fueron hasta allí, consumieron LSD y tuvieron una magnífica experiencia, pues visualizaron cómo la savia de los árboles ascendía y descendía por su interior, también vieron seres que en nuestra realidad no existen y conocieron el estado de comunión que yo sentí a través del viento del hisenko, ese viento de otoño que arrastra con sus lluvias el espeso calor del verano poniéndole fin.

         Un coro de árboles de eucaliptos había en un barrio colindante al mío, mi hermanita pequeña, María del Mar estaba enferma de sarampión y cada mañana la llevaba hasta allí, pues yo fuí su cuidador durante sus primeros años, me dijeron que respirar eucalipto alivia los síntomas del sarampión y así, durante más de un mes, estuve llevando a mi hermanita cada día a ese lugar, estos eucaliptos me instruyeron en el arte de respirar y parar el mundo, con ellos, aprendí a conocer mejor la estructura energética humana, visualizando a mi hermana y detectar posibles disfunciones, me enseñaron a corregir ese campo de energía en casos muy concretos y definidos, me iniciaron en el arte del curanderismo energético y de la terapia energética.

           Hubo otros muchos árboles instructores en mi vida: el quejigo, el alcornoque, los álamos, gingko biloba, ciruelo bravío, castaños, algarrobos... y a día de hoy, en los parques que visito y donde paso algún tiempo, siempre encuentro una amistad con algún árbol, ellos me aceptan a su lado, me ofrecen sus flores, me dan sus frutos.

                Cada especie me ha otorgado el beneficio de un aprendizaje sobre la energía, cómo utilizarla y encontrar aplicaciones prácticas para la salud propia y ajena.

                                         PERROS A LOS QUE AMÉ

            Era 2007 y mi pareja heredó una casa en el campo, allí nos fuimos a vivir unos meses, tenía por costumbre tener abierta la cancela del porche, pues así no tendría que acudir a abrirla cuando Paco regresaba a la casa para meter el coche dentro de la propiedad.

               El cortijo de sus padres, fallecidos recientemente, estaba en mal estado y ambos comenzamos a darle un arreglo con la finalidad de alquilarlo y aprovechando que no estaba trabajando en ese tiempo, el trabajo físico fue terapeutico, al punto de recuperarme y volver de nuevo a mi vida habitual en la ciudad. En este tiempo, aparecieron cuatro perros en mi vida, antes del amanecer, me levantaba para tomar mi desayuno bajo unas palmeras y meditar en el silencio, lo que era una brisa imperceptible, se convertía en un rugido huracanado al entrar en estado de meditación profundo. Los animales, tanto domésticos como alguno salvaje, solían entrar al porche, pues yo tenía dispuesto unos cubos con agua y algo de comida, entraban gatos, perros, liebres, erizos, ardillas... y en mi quietud, me maravillaba contemplándolos tanto con mis ojos, como con mis fibras de la voluntad, como entes energéticos maravillosos.


EL GOLDEN RETRIEVER MARRÓN OSCURO

          Una de esas mañanas, entró un perro grande, lanudo, era un golden retriever de color marrón oscuro, casi chocolate, comió unos restos de pollo que sobraron de la cena, bebió muchísima agua, que siempre estaba cristalina y que yo sacaba del pozo cada mañana y mientras lo veía, era una preciosa onda de luz dorada que oscilaba armoniosamente, supe que me observaba con detenimiento, pues del capullo salieron varios haces de fibras ondulatorias de un blanco brillante que comenzaron a tocar mi estructura energética, en ese contacto, noté como una ráfaga de amor y agradecimiento, de adhesión, de reencuentro y el animal, en vez de marcharse como hacían los otros, despacio y sigilosamente comenzó a acercarse a mi lado, comenzó a olisquearme y yo estaba completamente quieto y traspuesto, prácticamente indefenso, rompí mi estado y regresé a la primera atención cuando noté mis manos húmedas mientras el perro me las lamía. No me moví, no sabía que reacción iba a tener, el perro era imponente, pero no sentí miedo de él, al rato, se tendió sobre la hierba, a mi lado y aproveché que se quedó dormido, para ir a lavarme las manos y regresar de nuevo a mi sillón, tomé la tetera y me serví un vaso, en ese silencio absoluto había una comunicación amorosa entre nosotros y el perro se relajó tanto que ni siquiera hizo por despertarse, pues soy muy sigiloso.

                Pasaron los días y el perro no se marchaba, a la noche, lo hice pasar a la casa y le acomodé un lugar en un lavadero, era verano y el perro se bañaba en ese lavadero, pues había una alberca en esa habitación siempre llena de agua limpia, pues circulaba nueva agua procedente del pozo y estaba impoluta, a la mañana siguiente, encontré al perro completamente mojado y aproveché para llevarlo a una solana donde le improvisé una cama con heno, el perro se secó allí, mientras yo estaba a su lado, sentado con un sillón de ratán que tenía en ese lugar. 

                    Esa misma tarde le propuse a Paco ir a la cafetería de la carretera, el único punto de encuentro entre los vecinos del lugar y allí puse un anuncio en español e inglés, pues muchos vecinos son de nacionalidad británica, inserté una fotografía del perro.

            Me encontré con mis vecinas amigas mías y estuvimos pasando un rato muy agradable, el perro nos acompañaba, pero nadie lo conocía ni sabía de dónde había salido, a los seis días de estancia del perro, una mañana apareció una mujer por el cortijo, era una señora inglesa mayor y el perro saltó con gran alegría en busca de su dueña, a la que invité a tomar té conmigo mientras charlábamos y el perro estaba dándome cariños a mí y a esta señora, ella se llamaba Suzanne, tendría más de 60 y me agradeció desde lo más profundo de su corazón los cuidados y la protección que le había dado a su perro, pues al parecer, llevaba más de un mes perdido, el perro vivía en Fuengirola y yo vivía en Cártama, eso está a gran distancia, casi 40 kilómetros y no supo regresar, pues atravesó las montañas en una excursión que esta señora hizo, el perro se extravió y tomó el camino contrario, en vez de ir hacia el sur, fue hacia el norte, atravesando Alhaurín el Grande, Alhaurín de la Torre y llegando hasta Cártama.

                    Era miércoles y el sábado recibí una nueva visita de Suzanne y su perro, llamado Jack, el cual, cuando me vió, se lanzó sobre mí, lamiéndome las manos como era su costumbre y entremetiéndose entre mis piernas.

                   Suzanne me dijo que esos cuatro días, Jack lloraba y lloraba, sintió que me echaba de menos y decidió traérmelo, ambos conocíamos nuestras direcciones y nuestros teléfonos, yo le dije que no tenía obligaciones en esos días, salvo estar en la casa para pintar, arreglar el jardín o reparar algún mueble y que podría quedarse unos días, ella aceptó y me lo dejó hasta el martes de la siguiente semana, volvió a llevárselo y el jueves regresó de nuevo, me dijo que tenía pensamiento de marcharse a Inglaterra una temporada y que llevarse al perro con ella iba a ser traumático para los dos, me ofreció dinero y me dijo que si podía cuidar de él en su ausencia, yo acepté su dinero, me trajo el pienso y todas sus cosas. Al mes, desde Birmingham recibí una llamada de Charles, un amigo de Suzanne, diciéndome que había fallecido, pues estaba muy enferma del corazón y estuvo ingresada en un hospital de Stoke-on-trent para operarse, pero que no hubo éxito, lamenté profundamente la muerte de Suzanne y Charles me mandó una transferencia bancaria y la documentación de Jack. Hablé con Jack y él se sintió muy triste, pero al poco rato, movía su cola y se tendía.

             Jack no me espantaba a los animales, estos seguían entrando, algunos eran parroquianos habituales, como el gato Jim o el perro lanudo Yotta. Era la primera vez en toda mi vida que me quedaba al cargo de un perro, mis padres nunca quisieron animales domésticos y me acostumbré a vivir sin ellos.

                                                     PANTOJA Y EL PERRO COLORAO


                         Pantoja, una perra madura de la raza tekkel, pero no pura, venía a buscar a Jack cada mañana y cada tarde para mordisquearlo, jugar con él a las persecuciones y pasaban largo rato juntos. 

               Pantoja era la perra de mi vecina más cercana, una señora alemana llamada Kathrin, ella no hablaba nada de español y afortunadamente si sabía inglés y en ese idioma nos podíamos comunicar, cada mañana cuando Kathrin paseaba a Pantoja, ésta entraba en el porche para beber agua y jugar con Jack, Kathrin a veces me visitaba y otras entraba en su casa, ella era inquilina del hermano de Paco y entre ambos surgió una bonita amistad, al punto, que su hija Irene, que sí hablaba español y tenía un novio ganadero, también hicieron amistad conmigo, hice barbacoas, meriendas y mi vida social se reactivó con ellos. Noté que Pantoja estaba preñada cuando le acaricié su barriga y parió al mes siguiente cuatro perritos, en ese día estaban mis hijos pasando el fin de semana conmigo y disfrutaron mucho con los cachorros, estábamos todos juntos y preparé una hermosa paella, Paco se la perdió, pues estaba trabajando ese domingo.

                          Las semanas transcurrieron y finalmente ante el ofrecimiento, Alejandro eligió a uno de los cachorros, al perro colorao, como yo le llamé, pero su madre no quería perros en la casa, así que me lo quedé yo y los fines de semana, mis hijos estarían con el perrito.

                     En poco tiempo, me ví con tres perros viviendo, pues Pantoja sólo tenía al colorao para amamantar y cuidar y Kathrin solía pasar mucho tiempo fuera, pues trabajaba en una inmobiliaria de la costa (Costa del Sol), así que Pantoja pasaba la mayor parte del tiempo con su hijo y su nuevo novio gigante: Jack.

                     Esteban, el novio de Irene se vino a pasar las últimas semanas de aquel verano de 2007 y solía pasear a los perros, él se trajo un dálmata joven y el colorao siempre se quedaba conmigo en la casa. No sé realmente qué sucedió, pero a la tarde de un aciago día, Kathrin me pidió el favor de llevarla al veterinario del pueblo porque el dálmata estaba mal, cuando le hicieron una radiografía, las vísceras estaban entremezcladas entre sí y no hubo otra manera que realizar la eutanasia, no me enteré bien de lo sucedido, pensé que lo habían atropellado, pues cerca hay una carretera muy transitada, pero Kathrin guardó silencio cambiando continuamente de tema.

                     El perro se regresó a la casa y a los pocos días me enteré que Esteban e Irene se lo llevaron al monte para pasearlo y darle un último día feliz antes de sacrificarlo, afortunamente no me hicieron partícipe de este evento, pues yo estaba centrado en otras cosas, hasta que semanas más tarde, Kathrin, entre lágrimas, mientras tomábamos un vino en la terraza, me confesó que Esteban le había dado una violenta patada y esa fue la causa de su muerte, Esteban era un campesino sevillano muy rudo e incluso maleducado, yo le caía bien, y eso que me presenté ante él como homosexual y estuvo a punto de saltar sobre mí violentamente, pero acabó calmándose, pues lo paré con mi intento, él creía que era homófobo, pero eso era más por ideología que por gusto personal, cuando me trató y me conoció, hizo amistad conmigo y reíamos con frecuencia, pero a Paco nunca le cayó bien su presencia. Lo sucedido con el perro, me alejó sobremanera de él y dejé de tratarlo, él se marchó y ya no lo ví nunca más.

                    Irene y Esteban planearon casarse y llevarse con ellos a Kathrin a vivir a un pueblo de Sevilla, entonces, Kathrin me dejó a Pantoja unos días ofreciéndome quedármela, a lo que accedí.

                    En esos días, el colorao se lo llevó Alejandro y su madre lo aceptó, yo estaba planeando mi regreso a la ciudad y al trabajo, también le llevé a Pantoja, que a Angie le encantaba, pero finalmente no pudo ser y tuve que regresarla conmigo, no sabía que hacer con los perros, pues no quería traérmelos a un piso en el centro de la ciudad, donde apenas los vería, pues estaba casi todo el día trabajando.

                     Resolví ceder a Jack a una señora que conocía del barrio bajo, más allá de la carretera y ella al ver ese perro tan esplendoroso pensó que cuidaría de su cortijo, ella trabajaba como limpiadora, casualmente, en las oficinas donde yo trabajaba por entonces.

                           Cuando me encontré con Kathrin, le devolví a Pantoja y ella se la llevó a Sevilla, consigo, Kathrin aprovechó para solicitar la jubilación, así fue como me quedé nuevamente sin perros.

                           Al mes, en una jornada de tarde, estaba solo en la oficina, eran más de las ocho y me encontré a la nueva dueña de Jack en las escaleras, me dijo que Jack había muerto, que cruzó la carretera en dirección al cortijo de los padres de Paco y que un camión lo atropelló quedando hecho trizas, esto fue algo muy doloroso para mí y me produjo bastante tristeza, nunca podré olvidar a Jack y me sentí muy culpable por lo sucedido, pero yo quería darle una mejor vida, una vida donde estuviese correteando por un patio, paseando por el campo... no en la ciudad, encerrado en un piso de una cuarta planta, sin lugares cercanos para pasearlo, pero Jack no le gustó el cambio y prefirió entregar su vida intentando regresar a mi lado.

                                                                  VITA

En 2019 hice amistad con unas chicas, vecinas mías, ellas tienen una perrita, delgada, de trompa alargada, orejas cortas, pelo cortito, estilizada y de color amarillo, su nombre es Vita.

Durante el verano de 2019, solía irme a pasear con un vecino y su perro y la vecina con su perrita, así tendría un buen motivo para andar, hacer algo de ejercicio y conocer un poco más mi nuevo entorno, pues en 2018 me marché de mi ciudad y me vine a vivir a Sierra Nevada, a más de 100 km, ahora era una persona libre, contaba con una renta vitalicia y no estaba ya obligado a trabajar, estaba muy gordo y mi estado de salud, quebrado, así que un ejercicio saludable siempre me vendría bien para perder algo de peso, respirar un poco mejor y los días fueron transcurriendo en paz y armonía, mi amor por Vita y Turco fue realmente grande.

Las niñas tenían que trabajar y dejaban a Vita encerrada en el apartamento durante largas horas, entonces me ofrecí a cuidarla, al menos, tendríamos mutua compañía.

Vita estaba enfermiza, pues sufría de leishmaniosis y sufrió siendo una cachorra de un golpetazo por atropello, estaba profundamente neurótica, enjuta y nerviosa. A medida que pasaban los días, ella comenzó a sentirse muy feliz, por un lado, le arreglé un sitio en la terraza donde tomaba el sol de la mañana, también la sorprendía con manjares exquisitos, sin agobiarla, procuraba que ella se sintiera tranquila y relajada. 

En casa éramos tres hombres y Vita con cada uno de nosotros desarrolló una amistad diferente, lo que en un principio fue arisca y hasta incluso agresiva, luego, con el paso de los meses se convirtió en auténtica devoción, tanto, que las niñas comenzaron a sentirse incómodas, pues la perrita deliberadamente siempre venía hacia la puerta de mi casa, no iba hacia su casa y la situación terminó mal entre nosotros.

Desde entonces y desgraciadamente, ni Vita ni yo pudimos volver a pasear juntos ni a jugar ni a convivir, la perra nunca se ha olvidado de mí, han pasado 3 largos años.

Vita venía a mi casa siempre que podía, pero yo no podía abrirle la puerta a fin de evitar algún enfrentamiento con su dueña, tampoco podía saludarla por la calle, por este mismo motivo, y Vita lloraba y lo hacía con mucha frecuencia.

Una noche noté que Vita estaba en la puerta y no sé por qué, comencé a verla a través de la puerta, ella estaba delante, su energía era muy vibratoria, era un auténtico torbellino emocional, cuando me fui a acostar, sentí la presencia de Vita, ella llegó a mi habitación, se subió a mi cama y se acurrucó a mi lado, era como una onda de luz colorida, muy oscilante y vibratoria, que se deformaba y se componía de una manera muy embaucadora, era su naturaleza, era su presencia y yo me sentí nuevamente reconfortado por su compañía, ella, ensoñando, llegó hasta mí y se durmió dentro de su ensueño para desaparecer al poco rato.

                                        DESCRIPCIÓN TÉCNICA DEL ARTE DE VER

Ver no es mirar, es una percepción que surge a partir de un estado acrecentado de la conciencia, la segunda atención, el nagual de cada uno, para ver, es necesario meditar y parar el mundo, suspender el diálogo interno, entrar en el silencio absoluto y la contemplación.  

También se requiere una energía suplementaria, nuestro estado habitual tiene muy mala distribución energética.

Dentro del campo energético propio (CEP) con forma de capullo esférico o esferoidal, se encuentran una serie de estructuras compactas de energía (KS), las que primero se observan son una serie de bandas o anillos horizontales al cuerpo, hay cinco y están posicionados en la frente (HTY-1) , la garganta (HTY-2), el pecho (KS-1), el estómago (PS-1), el bajo vientre (PS-2). 

En lo que yo percibo sobre la estructura energética humana, hay algunas similitudes y muchas diferencias respecto a la imagen aquí insertada.

Es coincidente que los niveles energéticos representados con colores corresponden a la posición de los anillos y a su vez, están relacionados con los centros de poder o chakras, que son unos vórtices donde cada uno tiene un rango de frecuencias que aumenta de abajo hacia arriba.

2 = PS2 (Swadhistana)

3 = PS1   (Manipura)

4 = KS1 (Anahata)

5 = HTY3 (Vishudha)

6 = HTY2 (Ajña)

Los números 1 y 7 no tienen estructura de anillo sino que son cuencos, ambos son cóncavos hacia arriba. 

Entre medio de todo ello pasa la columna vertebral (médula espinal) un multihaz de fibras formando trenzados que generan dos corrientes, una ascendente y otra descendente y otra distribuyente. Es lo que denomino CC  (cuantificador central).

Pues bien, hay una serie de centros específicos desde donde parten una serie de fibras, algunas trenzadas, otras sueltas e independientes, principalmente en el centro de la voluntad (VS-0) que está situado en el ombligo, justo donde entraba toda nuestra nutrición cuando aún estábamos en el seno de nuestras madres.

El hecho de ver es desplegar estas fibras, donde cada una de ellas tiene una función muy específica, estas fibras se alargan de manera elástica y tocan los objetos a percibir, sea energía en forma de materia, energía vital de otros seres vivos, energía concienciativa de seres inorgánicos, energía telúrica procedente de la red energética planetaria y lo que don Juan denominaba «las emanaciones del águila» que son flujos ondulatorios de energía que transcurren por el espacio en el universo y que interaccionan con todas y cada una de las estructuras energéticas existentes en una realidad última y que se sitúa más allá de nuestros sentidos comunes, donde nosotros vemos un vacío, en realidad es un hervidero de energía y campos de energía, eso lo descubrieron los físicos teóricos hace varias décadas, Feynmann fue uno de ellos, que describió la formación de pares de materia-antimateria que surgían y se destruían mutuamente, surgiendo una y otra vez, las denominó «partículas virtuales», pues el sentido de la realidad es tan misterioso y caótico, que se puede decir, que surge la materia de la energía y que en realidad, todo es energía en una determinada modalidad, todo es una unificación que aún los físicos están trabajando en describir un mundo indescriptible y cuando se descubre algo, surgen más misterios.

El hecho de que algunos seres humanos podamos ver está evidenciando que no sabemos apenas nada de lo que realmente somos y del alcance que podemos tener, el hombre de hoy vive limitadísimo en un modelo de realidad que lo hace vivir toda su vida bajo un gran engaño, ya hablan los hinduistas sobre el mâyâ, esa realidad que se presenta ante nosotros que nos ciega y nos deja en la profunda ignorancia.


LA ENERGÍA UMBRAL PARA VER

En el párrafo anterior enuncié que la distribución de la energía en nuestro ser no es homogénea y que para poder ver es necesario disponer de una energía suplementaria, que generalmente no disponemos ni podemos acceder a ella.

Los recuerdos de las experiencias de la vida, quedan almacenados en diversos órganos, no necesariamente en el cerebro, en todo caso, hay redes neuronales que están definidas para conducirnos y recrearnos en un recuerdo o conducirnos a ciertos órganos que también tienen memoria, los hechos y eventos emocionales de la vida quedan marcados en varios lugares y el cerebro nos conduce a ellos, hay neuronas en todos los órganos del cuerpo y en consecuencia, hay una energía asociada a esa memoria que queda como cristalizada, yo los denomino TRAZAS.

Las trazas albergan una energía que queda ahí relegada y no participa del resto del sistema, queda aislada. En consecuencia, no tenemos acceso a esa energía salvo que disolvamos la traza de manera consciente.

Las trazas se originan como consecuencia de nuestra interacción emocional con otros seres humanos, es como en física se describe el principio de conservación de la cantidad de movimiento, en un choque elástico, la cantidad de movimiento (producto de la masa por su velocidad) de una bola al chocar con otra, cada una intercambia con la otra su estado de cantidad de movimiento, algo parecido sucede con las trazas, pues en la interacción, uno marca una traza en el otro y el otro marca una traza en uno, en consecuencia, esto aisla una parte de energía en cada ser que no es accesible sino que queda cristalizada, invariable, eso no es bueno pues como campo de energía, requiere la fluidez, pues no estamos aislados, de hecho, necesitamos la interacción para vivir.

EL DIARIO PERSONAL Y LA RECAPITULACIÓN

Si somos capaces de realizar un diario personal lo más completo posible de todos los acontecimientos vividos y que nos hayan marcado emocionalmente, la técnica de la RECAPITULACIÓN, tiene como finalidad, la disolución de las trazas, recaptando esa energía y alimentando nuestro sistema energético, siempre deficitario por causas externas, con ese pequeño exceso energético, tenemos la capacidad para entrar en un estado de conciencia diferente que nos permita ver .

Aunque parezca algo extremadamente complejo, en realidad, todo es empezar, podemos comenzar con que cada uno de esos hechos o recuerdos que vienen a nuestro diálogo interior y que generalmente vienen a atormentarnos, suelen ser malos momentos vividos o percibidos y registrados como malos, en ese momento, nos paramos y comenzamos a respirar profunda y lentamente, giramos la cabeza de izquierda a derecha y rememoramos con visualización y todo lujo de detalles, lo que sucedió en ese momento de nuestras vidas, giramos expirando la cabeza hacia la derecha y repetimos el proceso hasta que consigamos determinar exhaustivamente todo detalle, desde un calendario, el color de unas cortinas o la expresión en la cara de una persona, en ese momento, una vez que soltamos nuestra última inhalación, tratamos de parar el mundo, suspendemos el pensamiento y si observamos cosas o visualizamos, repetimos nuevamente el proceso hasta disolver completamente la traza.

MI ÚLTIMA EXPERIENCIA DE RECAPITULACIÓN: EL CASO DEL CAJERO DE MERCADONA

Ayer, precisamente tuve una experiencia de recapitulación que me sorprendió.

Estaba esperando una compra que realicé en Mercadona y vino uno hombre alto y delgado a traerme la compra, noté que el hombre me conocía, pero yo no sabía en absoluto quién era, de hecho, creía que era alguien nuevo, lo fugazmente, pues el pasillo estaba oscuro y con facilidad detecté que tenía trazas mías, una banda de un color específico en azul turquesa, que es marca de la casa (es mi color personal) en el anillo de la garganta, otro en el anillo del corazón y otro en el anillo de plexo solar, los tres estaban interralaccionados entre sí a través de un volumen empaquetado en forma de torbellino oscilante y rotatorio.

Al llegar a la puerta, noté su profundo cansancio y tristeza, eran más de las 7 de la tarde, tiene sentido, pero lo de la ¿tristeza?

Cuando terminé a atender la compra y la coloqué, me senté en mi sillón y comencé a recapitular sobre él, me centré en los mismos lugares donde él tenía mis trazas, porque hay una ley natural de reciprocidad, que yo tengo exactamente lo mismo que él y en el mismo lugar, comencé a verlas y en ese momento, moví mi cabeza de izquierda a derecha y visualicé a esta persona, de pronto apareció una escena, él estaba de cajero un día que yo estaba pasando por su terminal, lo observé, llevaba otro uniforme y leí en su tarjeta identificativa: JORGE, yo ni siquiera me acordaba de él y mucho menos de su nombre, la recapitulación me facilitó esa información. En otra fase, apareció justo el momento en que lo ví por última vez, fue en 2022, era sábado y recapitulando vi como miraba mi calendario de sobremesa, era septiembre 17, Jorge resulta ser una persona muy transparente, en sus gestos es posible conocer su estado de ánimo, lo cierto es que quedé muy sorprendido, pues él nos vió desde la caja cómo nos dirigíamos a pagar y se puso hasta contento, pero al ver, que delante mía se colocaron dos señoras con carros muy cargados por delante, desvié mi carro hacia otra caja y Jorge al verlo, se entristeció. Con la recapitulación, me di cuenta que era un asunto personal, Jorge no soporta trabajar como cajero, es tímido, la gente le asusta, él le agradaba tratar conmigo porque soy un hombre sencillo y de buen carácter, con sentido del humor y de alguna manera, pongo algo de paz en tanta agitación, además, como por costumbre suelo solicitar el envío a domicilio, eso le permite cerrar la caja y encargarse del envío, preparándolo, así podía salir de ese trance y hacer tareas entre bambalinas, sin tener que tratar con los clientes. En la última fase de la recapitulación, entendí que en realidad, Jorge no es feliz ni con su empleo y en general, con su vida, y mi compasión por él, me hizo sentir una profunda pena por él pues yo he vivido algo parecido, la recapitulación me dió más información, demasiada, pues descubrí que Jorge es padre de una hija de corta edad, está casado prácticamente por obligación y es homosexual, él nos admira, porque nos vé libres, somos una pareja de hombres casados y no nos causa ni vergüenza, ni temor, tampoco vamos destacando ni llamando la atención, simplemente, vivimos con el mismo derecho a vivir que tienen otros, esa es su pena, que él no puede cambiar su vida por la que su naturaleza pide y ahí quedé peor que como comencé, la recapitulación me ha ayudado a liberar a este hombre y a su vez, liberarme yo de él, por otro lado, en esa mutua liberación, Jorge ha recuperado una energía que necesita y yo también. A lo mejor, Jorge no dedica esa energía para ver, pero si para sentirse mejor o mejorar su estado de salud.

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