AUTOR DEL BLOG DE LA UNIVERSIDAD DE DOGOMKA

Mi foto
El cielo me ha fascinado desde que tuve uso de razón. A los 13 años de edad realicé un trabajo acerca del Sistema Solar en la escuela y gané un premio junto con mis compañeros Juan, Eugenio, Fernando y Modesto, mi tía Paqui me obsequió con mi primer libro de astronomía, escrito por José Comás Solá, estudiando este libro, nace mi vocación por la astronomía. Cada noche salía al campo para identificar y conocer las estrellas, solía llevar conmigo unos binoculares y pasaba largas horas viendo el firmamento. Mi madre me regaló mi primer telescopio. Me formé como matemático y estudié complementos de astronomía posicional y astrofísica teórica, colaboré escribiendo artículos tanto en inglés como en español para tres revistas: «Sky and Telescope» (EE.UU.); «The Astronomer» (R.U.) y «Tribuna de Astronomía» (España) entre 1982 y 1988. Actualmente tengo 60 años y estoy estudiando un posgrado sobre Historia de la Ciencia y la Tecnología, Filosofía de la Ciencia y Lógica en la UNED, estoy prejubilado.

jueves, 21 de diciembre de 2023

19 Al-Fattah y las puertas del paraíso

Al Fattah es uno de los 99 sagrados nombres de Alá, en la religión musulmana, Dios es el Único que abre las puertas que da las respuestas a los problemas y abre las puertas que conducen al paraíso.

Al Fattah es el decimonoveno nombre de la sagrada lista de los nombres de Alá.

El corazón que sinceramente repita este nombre y recita el Sagrado Corán [34.26]: «Nuestro Señor nos reunirá y fallará entre nosotros según justicia, Él es quien falla, el Omnisciente» acabará por abrir su corazón a Dios y éste le brindará la victoria, dará respuesta a sus interrogantes y le abrirá las puertas que conducen al paraíso. 

El acceso hacia el paraíso tiene varias fórmulas dentro de la tradición musulmana, una de ellas, nos viene a través de este hadith, Abu Hurairah cuenta que el Santo Profeta dijo: 

«A aquel que sigue el camino de la búsqueda de conocimiento, Alá le facilitará el acceso al paraíso» [Muslim]




Reconozco sinceramente que este siempre ha sido mi camino en la vida, he buscado saciarme de conocimientos, no es solo curiosidad, sino deseo de admirar aún más la obra del creador de universos, no recuerdo cuando miré al cielo por primera vez, pero creo que no sabía aún hablar, me asombraba el Sol, la Luna, las estrellas, las nubes, la lluvia, el viento, la tormenta, los relámpagos, los rayos, era asombro, era temor. Mi cabeza siempre está alzada mirando el cielo, es lo primero que hago cada mañana al levantarme, me asomo a una ventana o a la terraza y miro las últimas estrellas, la claridad del alba, si hay nubes, la montaña hacia lo lejos, todo en mí es pura necesidad de aprender, de saber, de conocer.

La vida es aprendizaje, aprendemos a encontrarnos con los problemas e intentamos resolverlos, de una manera, de otra, o de otra, otros no desean enfrentar los problemas y cada vez se acumulan más y más, su vida es un rumbo incierto hacia la no acción.

Al Fattah es la llave que conduce hacia el paraiso y mi paraiso es contemplar a Dios a través de su obra, sea el plano en el que me encuentre, miro y admiro, huelo y siento, toda la obra de Dios me evoca al Dios mismo, los frutos de mis sentidos están dedicados al creador, sustentador y destructor de mundos, es sentir el agradecimiento por llegar a Ser, por llegar a existir y por disfrutar de lo que uno se encuentra, para entrar en comunión, en una unión imperecedera con Dios.

Dios da respuesta a todas las incertidumbres que tenemos en la vida, simplemente tenemos que aprender, y aprender a aprender, aprender de cada ser, observándolo y reflexionando, dialogando, interesándonos sinceramente por los demás.

Los caminos que conducen al paraíso son numerosos, Dios es siempre generoso, ese camino siempre nos pillará cerca, lo encontraremos una y otra vez y pasaremos de largo o decidiremos con confianza, abordarlo.

LO QUE EL BHAGAVAD-GÎTÂ DICE 


Muchos son los caminos que conducen al paraíso, que conducen a Dios, en función de cuál sea la predilección de cada alma y su naturaleza esencial, el ser se dirige al Ser a través de la acción, de la devoción, del esfuerzo desinteresado, de la comprensión y finalmente de la abstracción.

Hay seres que emprenden el camino de la acción, es el KARMA YOGA. Son seres que trabajan, se esfuerzan, se sacrifican y lo hacen de manera desinteresada, son serviciales, leales, buenos y obedientes.
Hay seres que sienten el amor y la pureza a través del BHAKTI YOGA, el yoga de la devoción.
Hay seres que aman el conocimiento y lo buscan a través del JÑANA YOGA.
Hay seres que se centran en dominar y purificar el cuerpo y la mente a través del camino del RAJA YOGA.
Hay seres que se interiorizan, viven meditando y evitando ser perturbado por los sentidos, encontrando en su paz interna, el camino hacia Dios, en la no-acción desinteresada, es cuando se alcanza el SAMADHI YOGA.

Cada ser vive etapas de su existencia en alguno de estos caminos, entremezclando unos con los otros hasta que finalmente, el SAMADHI YOGA es el colector común de todos ellos, una vez que se alcanza el camino del Samadhi, todo lo demás queda muy atrás, este nuevo estado de gracia que alcanzamos aquí, nos libera de la rueda de las reencarnaciones y nos purifica el alma, dejando sólamente en nosotros, la parte divina que todos poseemos, somos libres, verdaderamente libres y verdaderamente realizados.

KARMA YOGA
También conocido como SEVA es el servicio desinteresado hacia los demás, es ofrecer el fruto de nuestro trabajo para el bien común, es esforzarse, perfeccionarse y obtener como único fruto de los sentidos, el sentimiento interno de armonía. Quienes emprenden el camino de la acción sin apego, sin esperar el disfrute de los frutos de los sentidos, está transitando el camino del Karma.

«Por eso, liberado de todo apego, realiza siempre la acción que tienes que realizar, pues actuando sin ningún apego el hombre alcanza lo Supremo¹» [BG III.19]

Una antigua amiga mía de Suecia, era estudiante y devota Hare Krsna, ambos trabajábamos vendiendo libros en Torremolinos, era 1990. Pasábamos muchas horas juntos y observándonos, esta amiga veía cómo me dedicaba a los clientes, como los orientaba en su búsqueda de conocimiento a través de mis libros, en mí no hubo interés comercial, simplemente atendía a todos con el mismo cariño. Ella me llamó Karma Joshy y con esto significó que ese era el camino que yo estaba realizando a mis treinta años de edad, el camino de la acción desinteresada y por ser desinteresada, en esa feria fuí el vendedor más exitoso, hice amistades y todo el cariño que dí, lo recibí con creces, así es el yoga del karma, el yoga de la acción, de la dedicación, de la excelencia y con el pensamiento puesto en lo más alto en el trato respetuoso hacia los demás.

Nota 1: Alcanzar lo Supremo es llegar a ser Brahman, el ser liberado de la cadena de las reencarnaciones.

BHAKTI YOGA

«Pero a aquellos que, consagrándome todas sus acciones, dedicados a mí, me veneran, meditan en mí con un yoga que nada diverso tiene en cuenta, a aquéllos, cuya mente está absorbida en mí, yo lo saco del océano de las transmigraciones de la muerte» [BG XII.6-7]

Este es el camino que lleva hacia el control de las emociones y por lo tanto, el control de los pensamientos y de las acciones, es sumirse hacia un único objetivo, la devoción por Dios. Es un camino de renuncia, pues ni la alegría puede causarnos satisfacción, ni la tristeza puede causarnos dolor, el yoga nada diverso es un camino que se sigue sin mirar a los lados, se sigue, se continúa y se culmina con la liberación de la rueda de las reencarnaciones, nos libera de la muerte y de los nacimientos para siempre. Es un yoga donde no existe nada nuestro y lo material está ahí pero nosotros no establecemos una relación con la materia, se es afable y compasivo, se llega a alcanzar la virtud de la paciencia y la constante satisfacción a través de la disciplina y de la culminación de los propósitos, son los meditadores, los oradores, los que están en constante comunicación con Dios, los que son conscientes de que Dios ha tomado el control de sus sentidos y de su vida, pues somos lo que somos, un vehículo al servicio de Dios para que a través de nuestra existencia en este plano, él pueda conocer, resolver, actuar o simplemente, regocijarse.

JÑANA YOGA

«En mi divina mâyâ constituida por los gunas, difícil de superar; quienes se acogen a mí, superan esta mâyâ» [BG VII.14]

El término mâyâ no es un concepto que tenga una definición precisa, en el capítulo IV de la BG, la 6.ª estrofa nos dice:

«Aunque no tengo nacimiento y mi naturaleza es inalterable y soy el Señor de todos los seres, yo, recurriendo a mi prakriti surjo a la existencia por la fuerza de mi propia mâyâ» [BG IV.6]

Vasudeva (Vishnú) (Dios) se define como no nacido, explica sobre su naturaleza, de carácter permanente, indica que es el primero de todos los Seres y que, acudiendo a su prakriti, es decir, a las modalidades en las que se presenta la materia (partículas de alta energía, subpartículas, átomos, moléculas, estructuras materiales, organismos vivos, planetas, estrellas, galaxias...) Él recurre a su propia modalidad, una materia específica y única que Él es usando la energía de su propia mâyâ, es decir, la manera en que los sentidos del ser puede percibir esa naturaleza, pues cada ser alcanza un estado de percepción de la praktiki a través de su propia mâyâ por lo tanto, queda sometido al engaño de los sentidos y a la naturaleza de la materia física como tal, siendo la realidad un ente aparente, un ente que juega un papel en un plano de la conciencia, pero no es un ente absoluto, abstracto, verdadero.

Las tres gunas, a saber: sattva, rajas y tamas, son las tres modalidades de la praktiki que al combinarse entre sí, originan el mâyâ, es decir, la realidad empírica y a veces, hasta personal. Dentro de la realidad, hay un acuerdo entre los seres sensibles, pero ese acuerdo a veces se torna único en un ser, si alguien es capaz de diferenciar las tonalidades de cada color y se comunica con otro, casi nunca se ponen de acuerdo, hay quien observa el color verde y lo ve amarillo, hay quien ve el amarillo y lo siente como verde, esas son modalidades de la mâyâ individual.

En términos modernos, la mâyâ podría ser considerada la MATRIX, esa falsa realidad en la que está el ser humano imbuido como en un sueño (conforme al argumento de la película), si hay algo que me fascinó de estas películas es que de alguna manera, se nutre del conocimiento yóguico para transformarlo en una historia de ciencia-ficción, en este caso, pasamos de una mâyâ a otra y seguimos metidos en la misma ignorancia.

Puedes ser físico-químico, estudiar y experimentar con moléculas, átomos y partículas, trabajar como investigador en el CERN, pero descubres que la textura de la realidad es la textura de la mâyâ, que todo es virtual y que es impermanente, podemos llegar a detectar un muón o un neutrino, todos tienen una existencia efímera, aparecen pares de partículas-antipartículas, que se aniquilan emitiendo un haz energético de rayos gamma, de un vacío que resulta no ser vacío, sino que resulta ser un hervidero de partículas que surgen y desaparecen unas tras otras, la realidad se forma y se deforma, nada es tangible en lo cuántico, todo es posible y nada es posible a la vez, estamos frente a la mâyâ que ni se manifiesta ni se inmanifiesta, es un proceso caótico e incomprensible, inestable, impermanente, tratamos de cuantificar algún término como masa o energía (momento cinético), todo carece aquí de sentido pues hagamos lo que hagamos, nunca obtendremos un valor discreto para ambas magnitudes, esa es la ley de indeterminación de Heisemberg, nuestros sentidos interaccionan con la realidad, actuamos sobre ella y ella actúa sobre nosotros, esta es la terrible paradoja del observador, si tratas de observar una partícula, la luz con la que queremos iluminarla le aporta una energía y ya deja de estar, pues se ha desplazado de su lugar e incluso ha cambiado de naturaleza, hemos interaccionado con la materia y ésta es fugaz, se nos escapa siempre. Cuando Rutherford experimentó bombardeando partículas alfa sobre una chapa de oro, pensaba que iban a chocar, pues los átomos de oro que conforman la chapa se lo impediría, pero descubre que de cada 100 partículas alfa, 97 pasan a través de la materia sin interaccionar con ella, descubriendo que el átomo es un ente prácticamente vacío, con un núcleo denso y muy pequeño, es como tratar de imaginar que puestos con una escopeta de caza desde el puente de Sant'Angelo en Roma, hay una paloma volando por toda Roma (el núcleo atómico) y comenzamos a disparar (partículas alfa) y las balas continúan su trayectoria sin novedad alguna, Roma, como ciudad sería un átomo de oro, los electrones que se mueven orbitando el núcleo están a distancias kilométricas de éste y tienen un tamaño de un grano de arena. Definitivamente, el camino del conocimiento es arduo, pero es un camino para llegar a la liberación como cualquier otro.

Jñana yoga alcanza a comprender que Vasudeva es todo cuanto sentimos y percibimos, pues la praktiki procede de él y se manifiesta ante nosotros como el mâyâ.

«Al final de innumerables nacimientos, alcanzado el conocimiento, llega a mí, sabiendo que todo es Vasudeva, pero ese ser magnánimo es difícil de encontrar» [BG VII.19]

Vasudeva es Dios, es Vishnú, el creador de mundos, el Dios de dioses, en el panteón hinduísta, Krsna es identificado como Él, es un avatar de Vishnú en la Tierra (en el plano de esta realidad llena de vida y de conciencias), la realidad cognoscible e incognoscible es Dios, en este plano o en cualquier otro, Dios está presente y manifestado de una manera u otra a través de su praktiki mediante la manifestación de su mâyâ.

CARLOS CASTANEDA Y EL JÑANA YOGA

En su último libro, «El lado activo del infinito», culmina todo ese universo de conocimientos adquiridos en la antigua sabiduría tolteca-yaqui a través de Don Juan Matus, un hombre de conocimiento yaqui de Sonora (México), Carlos Castaneda estaba realizando un trabajo de campo como antropólogo y al final, fue reclutado como adepto a una nueva manera de vivir la existencia en un camino seguido por muchos otros antecesores, en una relación maestro-alumno, pasan muchos años desde aquel día en que conoció a Don Juan Matus en una parada de autobús en Nogales, Arizona (EE.UU.) en 1961. Finalmente deduce que en el momento de la muerte del ser, éste está obligado a presentar todo el cúmulo de experiencias y sabiduría que ha adquirido en su vida, pues sirve de alimento al Águila (un ente abstracto que construye la realidad total a través de sus emanaciones), pero el Águila en vez de tomar ese alimento, se toma al ser por completo.

Mi conjetura es que inicié el camino del aprendizaje y la formación contínua en todas las materias que mi alma desea conocer (prácticamente necesito millones de vidas para aprender tantas cosas que hay en la vida) para ofrecérselas a Dios, cuando llegue a la frontera entre la vida y la muerte, para que luego, regrese de nuevo a otra vida, o Dios, decida en ese instante, liberarme de la rueda de las reencarnaciones.

Es un concepto aprendido, como animal domesticado que soy, cada paso que he dado en esta vida ha estado plagado de exámenes, desde obtener una titulación hasta conseguir un empleo mediante oposición, todo ha sido, estudio y exámenes, quizás este concepto aprendido sea el origen de mi conjetura, Dios no busca ni opositores, ni filólogos, ni matemáticos ni músicos, busca almas pulidas, almas con experiencia y se nutre de éstas.

RAJA YOGA

«El abandono de las acciones es difícil de alcanzar, sin el camino, Oh! guerrero de poderosos brazos, el asceta disciplinado por el yoga en poco tiempo llega a Brahman» [BG V.6]

El yoga de la disciplina, de la contención, del control de los deseos y del apego, del control de nuestros sentimientos y manifestaciones, esta disciplina es la base integral de un modelo de vida basado en el RAJA YOGA siendo la meditación y una vida consagrada a la virtud y el trabajo, las bases de este camino hacia la liberación. Ciertamente, según los grandes maestros, el RAJA YOGA es el camino más directo y certero, más rápido para alcanzar la liberación, pero ¿acaso nuestra naturaleza puede admitir una vida así, renunciando a un mundo donde todo es mâyâ (ilusión)? Es cuestión de probarlo e intentarlo, si somos capaces, vale bien la pena salir de este atolladero que es el ruido de la mâyâ.

Analizando de cerca las pretensiones del RAJA YOGA, es posible considerar que este yoga es la culminación de otros dos yogas: KARMA YOGA y BHAKTI YOGA, pues ambos caminos son complementarios, se refuerzan el uno con el otro y finalmente, acabamos transitando el RAJA YOGA. En definitiva viene a expresar la vida monástica y de entrega devocional al culto.

Pero el JÑANA YOGA, también es un camino de disciplina y autocontrol, el buscador de conocimiento, no se contenta con lo que encuentra y sigue siempre excarvando, pero necesita un método, en el caso de los científicos, el método científico, para los filósofos, hay herramientas a partir de la lógica y los escritores trazan guiones, personajes, tramas, para preparar su novela, son acciones meditadas, secuenciadas y bajo una estricta disciplina. El teórico prepara muchos caminos y finalmente emprende todos y no emprende ninguno, requiere de determinación, voluntad y disciplina, en tal caso, si se produce el milagro de la acción sin ánimo de establecer apego alguno con éstas, está en la entrada del RAJA YOGA preparándose mediante la relativización de la realidad y lo que ésta nos pudiera producir, el sendero definitivo hacia el conocimiento verdadero, dejando todo lo demás, atrás, lo prepara hacia lo trascendente y lo novedoso.

SAMADHI YOGA

Sea cual sea nuestro lugar en el universo, sigamos el yoga que sigamos, el Samadhi viene a nosotros como experiencia trascendente, es un estado de conciencia superior, que unifica las aparentes contradicciones de nuestra naturaleza, estamos juntando esos pedacitos de experiencia en una gran experiencia comprensiva, reveladora, que nos posiciona en un lugar como cuando subimos a la montaña y divisamos ese paisaje por donde hemos transitado nuestra existencia, miramos hacia un pueblo y nos acordamos de lo que vivimos allí, miramos un bosque, y recordamos lo que sentimos en ese lugar, hacemos balance de nuestra experiencia vital y lo vemos desde un punto de vista ajeno a nosotros mismos, ni siquiera mantenemos la individualidad como ente, cobramos una conciencia que nos separa de todo lo que fue ilusorio, engañoso, pero a la vez, necesarios para llegar hasta este punto. El Samadhi es una manifestación divina en nosotros que nos fortalece, nos compacta, nos hace formar parte de un Todo, si la experiencia es lo suficientemente poderosa, entramos en un estado de gracia que nos desvincula definitivamente de todo cuanto hemos sentido hasta ahora, sin pena, sin gloria, sin placer, sin dolor, el Samadhi es una fuerza interna que se expande y borra todo lo que hay frente a nosotros e incluso a nosotros mismos, es el momento de liberarse, alcanzando el Nirvana en la impermanencia de nuestra unión con Dios, más allá de todas las esferas habidas y por haber, del tiempo, del espacio, de la materia, de la energía, somos conciencia pura y divina unidos y a la vez independientes, en una relación perfecta con Dios.

Según Castaneda, el salto que dieron al abismo aquel fatídico día en que Don Juan, Don Genaro y sus partidas (Libro: "Relatos de poder") fue una transformación desde lo físico hacia la pura conciencia energética, Carlos Castaneda sobrevivió al salto sin tener ni un sólo rasguño, pero ya nunca más supo sobre las partidas (el grupo de personas que integraban los dos grupos bajo el liderazgo de D. Juan o D. Genaro) ni sobre los maestros del conocimiento, fue la despedida definitiva, y el resto de su obra a partir del libro "El segundo anillo de poder" es un retroceso comprensivo de todas las experiencias que había tenido y que ignoraba, porque su estado de conciencia no podía discriminar, pues la mâyâ se lo impedía, su razón estuvo a punto de perderse en este acontecimiento hasta que realizando las prácticas aprendidas, el yoga específico (la tensegridad), la recapitulación, las ensoñaciones, el acecho y otras tantas técnicas, llegó a recomponerse, alcanzó el estado de Samadhi y se despidió del mundo a la manera más burda, esperando la muerte tras una larga enfermedad, pues el Samadhi o los Samadhis que experimentó no consiguieron sobre Carlos Castaneda modificar su conducta y su fuerte apego a los frutos de los sentidos: sexo, poder, dinero, vida placentera. Por ello, tenemos que entregarnos al Samadhi, porque sólo tenemos una opción o entregarnos conscientemente al Samadhi o morir como los demás para volver a nacer de nuevo y vivir en la ignorancia, el sufrimiento y el placer, la felicidad y la desdicha, el tener y el no tener. Las llaves del paraíso están en nosotros mismos, Dios es generoso, él ha dejado que nuestro corazón decida abrirse y a su vez, abrir con esa llave las puertas de nuestro paraiso personal, si somos capaces de decidir qué camino nos llevará hacia Él, sin dilación, sin dudas, más allá de cualquier engaño a los que mâyâ nos tiene acostumbrados.