AUTOR DEL BLOG DE LA UNIVERSIDAD DE DOGOMKA

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El cielo me ha fascinado desde que tuve uso de razón. A los 13 años de edad realicé un trabajo acerca del Sistema Solar en la escuela y gané un premio junto con mis compañeros Juan, Eugenio, Fernando y Modesto, mi tía Paqui me obsequió con mi primer libro de astronomía, escrito por José Comás Solá, estudiando este libro, nace mi vocación por la astronomía. Cada noche salía al campo para identificar y conocer las estrellas, solía llevar conmigo unos binoculares y pasaba largas horas viendo el firmamento. Mi madre me regaló mi primer telescopio. Me formé como matemático y estudié complementos de astronomía posicional y astrofísica teórica, colaboré escribiendo artículos tanto en inglés como en español para tres revistas: «Sky and Telescope» (EE.UU.); «The Astronomer» (R.U.) y «Tribuna de Astronomía» (España) entre 1982 y 1988. Actualmente tengo 60 años y estoy estudiando un posgrado sobre Historia de la Ciencia y la Tecnología, Filosofía de la Ciencia y Lógica en la UNED, estoy prejubilado.

sábado, 1 de enero de 2011

Criterios para sobrevivir en Navidad.

En un mundo perfecto, las navidades estarían cargadas de regalos, de ilusión, y que mejor regalo e ilusión que una familia unida, feliz, que se quieran entre ellos, donde ninguno falte, donde no hayan fallecidos ni enfermos, donde todos estén casados, felizmente enamorados, niños preciosos, educados, el fuego de la chimenea encendido, y extrapolando, todo el mundo en armonía y felicidad, todos con sus regalitos y caprichitos, todos cantando canciones...

Esa navidad existe, está en nuestro interior, quizá en una remota infancia, hubo una época ideal donde nuestros sentidos nos dejó ciegos y sordos ante el sufrimiento del mundo, donde sólamente podíamos sentir la felicidad, ver las luces de color y oir los villancicos.


De un tiempo a esta parte, tomé la decisión de disfrutar de las navidades, con o sin, es decir, ya está bien de tanto sufrimiento por las ausencias. Quiero explicarte, que nuestros seres queridos están vivos en nuestra memoria, en nuestro afecto y ahora me pregunto una cosa...¿Es la vida, un lugar apto para celebraciones? ¿Vale la pena festejar?

No concibo imaginar una vida sin celebraciones, sin festejos... eso sería vivir en un mundo de robots y máquinas productivas de enfermedades y muerte.

¿Qué es navidad y qué no debería de ser navidad?

La navidad es el inicio del solsticio de invierno, la época de mayor oscuridad, pero a la vez, donde brillan las estrellas más bonitas del firmamento, el frío nos invita al hogar, al recogimiento. Buscamos luces, y las tenemos en nuestro interior, buscamos el fuego, y recogemos el amor que ansiamos y por el que hemos luchado todo el año.

No me vale el reencuentro navideño, cuando durante todo el año no ha habido nada más que desencuentros. Eso, para mí, es pura falsedad.
No es lógico regalar sin ton ni son, por cumplir con la tradición del regalar por regalar, sin afecto, sin sentimientos, y encima, malgastando nuestros limitados recursos económicos.

Cuando la familia no es bien avenida y hemos intentado una y otra vez por todos los medios, llegar a una reconciliación, a un acuerdo de mínimos y siempre ha reventado de alguna forma, llegando este momento hay que dejar de sufrir y elegir convenientemente con quién queremos compartir la navidad, si dentro de la familia, desgraciadamente nadie cumple con un mínimo de requisito indispensable para que haya paz, amor y armonía, será necesario encontrar a otra familia a nuestra medida, que seguro, la hay.

Pero esto no hay que dejarlo para estas fechas, en la vida, hay que sembrar para poder recoger, necesitamos invertir en amigos, digo invertir, porque la amistad es necesaria y todos necesitamos tener amigos y sentirnos amigos.

Ser indulgentes, saber perdonar, también pasa por nuestra propia introspección ¿Hasta qué punto somos capaces de transformarnos y ser mejores de lo que somos?

Muchas veces, se siente uno solo porque uno lo ha elegido así, otras veces, es circunstancial, pero son las menos. Es bueno comunicarse, compartir, llevarse bien con la gente, llegar al corazón de los demás, porque de alguna forma salimos bien parados en todo este asunto del desamor social.

El orgullo personal nos conduce por un mal camino, nos conduce al camino de la soledad y del olvido. Es necesario romper con esa barrera que el orgullo personal establece entre el universo y nuestro ego.

Es navidad, es hora de hacer recapitulación, a la semana siguiente llega un nuevo año, y pocos días después, los reyes magos.

Hoy es 1 de enero de 2.011 son las nueve de la mañana, llevo despierto prácticamente desde las seis y levantado desde las siete, he dormido casi seis horas, me tomé las uvas y al rato me acosté.

Llegando esta maravillosa mañana de silencio y paz, todos duermen por fín, yo estoy aquí para disfrutar de mi introspección y conectar con el verdadero significado de la ilusión.

Llega un año nuevo, y como todas las cosas nuevas que nos llegan, a veces aparece la esperanza, la ilusión.

Pero poco rato después, nos damos cuenta, que todo sigue o igual o peor.

Pero ahora mismo no quiero entrar en esos detalles, ahora mismo, estoy tomandome una taza caliente de té, esperando que comience el concierto de año nuevo que se retransmite desde Viena para todo el mundo cada año, desayunar con mis hijos y ver los saltos de ski.

Sé que para mí, y para muchos, 2.010 ha sido un annus horribilis.

Por eso hay que levantar cabeza, sacar fuerzas y tener la ilusión que este año, es el año de la felicidad y vamos a concluir con muchos frentes que tenemos abiertos, mejorando nuestra condición, nuestras vidas y las vidas de los demás, para que en las próximas navidades cuenten con nosotros.