El Triángulo del Verano, que lo forman las estrellas Altair, Vega y Deneb se ha ocultado bajo el horizonte occidental, ha llegado el otoño boreal y en estas noches, se sitúan en domicilio las constelaciones de Casiopea, Andrómeda y Pegaso. La reina Casiopea aparece sobre el horizonte noreste, sentada en su trono y completamente erguida, cuando la mayor parte del tiempo y de las estaciones siempre está boca abajo debido a una maldición. Andrómeda, agarrada al caballo alado Pegaso asciende por el cielo oriental para encontrar el cénit a medidados de otoño, cuando aún las noches son tibias.
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| Aspecto del cielo nocturno otoñal en el horizonte oriental a primera hora de la noche |
Pegaso es hijo de Poseidón, dios del mar y los caballos, y de la gorgona Medusa. Su nacimiento ocurrió de forma inusual: brotó del cuello de Medusa cuando el héroe Perseo la decapitó, cerca de las fuentes del océano. De la sangre derramada también nació su hermano, el gigante Crisaor simbolizando cómo de lo monstruoso puede nacer lo sublime.
Relación con las Musas y las Fuentes
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| Manantial de Hipocrene en el Monte Helicón (Grecia) |
El Héroe Belerofonte
Muchos intentaron domar al salvaje Pegaso sin éxito, durante mucho tiempo Belerofonte, el príncipe corintio, intenta acercarse al caballo alado, pero Pegaso se muestra indómito pero con la ayuda de la diosa Atenea lo consigue, la diosa le proporcionó unas bridas de oro mágicas que le permitieron domar al caballo alado fácilmente. Juntos, Belerofonte y Pegaso vivieron numerosas aventuras. Su hazaña más famosa fue la derrota de la Quimera, una criatura monstruosa que asolaba la región de Lidia y escupía fuego. También lucharon contra las Amazonas.
| Belerofonte montado sobre Pegaso mata a la Quimera. Esta imagen es un icono para resaltar a San Jorge en su lucha contra el dragón. |
La primera gran prueba llega cuando el rey de Licia envía a Belerofonte a derrotar a la Quimera, monstruo con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente, que escupía fuego y devastaba la región. Ningún guerrero podía acercarse, pero Pegaso ofrece una ventaja decisiva: la capacidad de atacar desde el aire. Juntos sobrevuelan la bestia, esquivando sus llamaradas. Belerofonte dispara flechas y lanza proyectiles desde lo alto, hasta que logra una maniobra final: introduce un bloque de plomo en las fauces de la criatura, que se derrite con el fuego interno y la mata desde dentro. Este episodio consagra la pareja como una de las más formidables alianzas entre hombre y ser mítico.
El rey, sorprendido de que el héroe regresara con vida, decide enviarle a nuevas misiones que esperaba fueran suicidas. La siguiente consiste en enfrentarse a los solimos, un pueblo belicoso y feroz. Una vez más, Pegaso se convierte en la clave: desde el cielo, ataca en picado, desorienta al enemigo con su velocidad y permite a Belerofonte vencer a un ejército completo que habría sido invencible en combate directo.
Después viene otra prueba: derrotar a las amazonas, las guerreras legendarias. Pegaso y su jinete vuelan sobre su territorio, sorprendiendo a las amazonas desde el aire. La batalla es dura, pero la velocidad y altura de Pegaso les da una ventaja táctica que ningún ejército terrestre puede contrarrestar. El héroe vuelve a la corte con otra victoria imposible.
Pero incluso tras estas hazañas, el rey todavía recela. Ordena a Belerofonte luchar contra una emboscada de los mejores guerreros licios, esperando acabar con él de una vez. Pegaso detecta la trampa desde el aire y la pareja se adelanta a los movimientos enemigos, derrotando a todos los que acechaban en los caminos y bosques. Este último triunfo hace que los licios reconozcan la valía del héroe y abandonen los intentos de destruirlo.
El Castigo de Zeus
Con cada victoria, la fama de Belerofonte crece… y con ella su orgullo. Es aquí donde la historia gira. Convencido de su grandeza, ya no le basta con el reconocimiento humano. Empieza a creer que merece un lugar entre los dioses olímpicos, y decide ascender al cielo montado en Pegaso. El caballo, fiel y puro, obedece el impulso del héroe, pero los dioses observan con inquietud este acto de hybris, la desmesura que desafía el orden divino.
El Destino Final de Pegaso
Pegaso fue acogido por Zeus en el Olimpo. Allí, el caballo alado quedó al servicio del dios supremo, encargado de llevar sus rayos y truenos durante las tormentas.
Finalmente, en honor a su lealtad, Zeus transformó a Pegaso en una constelación, que se puede observar en el cielo nocturno entre otoño e invierno.
Localizar a Pegaso en el cielo
En esta época del año, durante las primeras horas de las noches de noviembre, Pegaso está culminando en el cénit, podemos observar su inmenso cuadrilátero-trapecio dominando gran parte del cielo cenital en dirección al oeste.
Podemos ayudarnos a partir de Casiopea, en dirección al este, encontramos una fila de estrellas que es el asterismo principal de la constelación de Andrómeda y subiendo hacia el cuadrilátero encontramos a Pegaso.
No son estrellas especialmente brillantes las que forman parte de la constelación, por lo que dudo que desde la ciudad puedan ser observables, aunque unos binoculares son siempre necesarios para ayudarnos a localizar las estrellas.
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| Subiendo desde Andrómeda llegamos a Alpheratz (o Sirrah), estrella que forma parte del Cuadrilátero de Pegaso a la que acompañan las estrellas Algenib, Markab y Scheat, estrellas pegasinas. |

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